Capitulo 54

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Capítulo 19. . .

Corrían por el extenso jardín, el niño de cabellos dorados solo se dedicaba a guiar al más pequeño por donde si podían entrar y donde estaba prohibido, en verdad no le veía lo divertido a escapar de la fiesta donde deberían estar y ensuciarse en el césped, pero no podía evitar sentir un cosquilleo en su estómago cada vez que ese niño le sonreía.

— ¡no creo que te estés divirtiendo! —

Cuando el rubio escucho esas quejas reacciono a lo que estaba pasando en vez de solo observar fijamente el rostro del desconocido.

— bueno, realmente no se porque esto debería de ser divertido, solo estamos dando una vuelta por el jardín y estás tocando cualquier cosa nueva que ves—

El niño de cabellos oscuros iba a reclamar enseguida que había entendido en que iba lo que quería decir el mayor, y antes de decir una sola palabra quedó pausado por unos segundos, dándose cuenta que en verdad, tenía sentido lo que decía.

— ¡entonces juguemos a algo! Como .. ¡las atrapadas! Es un juego muy sencillo, solo debes darme 10 segundos de ventaja mientras escapo y tu debes atraparme —

— ¿cualquier cosa vale? —

— ¡cualquier cosa! ¡Ah, Pero no vale solo jalar de mi ropa o tocarme! —

— bien.. juguemos —

Cuando los diez segundos habían pasado el de ojos zafiro ya había perdido a su acompañante, en verdad no sabía como podía tener tanta energía cuando hasta aún con sus mayores fuerzas corriendo no lograba alcanzarlo, tal vez debería .. ¿cazarlo?

Solo cuando logro ver a lo lejos esa melena azabache corrió más acelerado que nunca, hasta ignoro ese charco de barro que manchó sus zapatos y parte de su ropa , sintió su garganta escocer y el cansancio, no tenía la mejor condición física para su edad, hasta sintió cierta angustia cuando casi logró atrapar al azabache y se escapó de entre sus brazos, solo gruñó dando un último esfuerzo saltó sobre el cuerpo contrario, aferrándose a este que se movía pataleando por ser libre, solo cuando se cansó y se dejó caer muerto en el suelo el silencio los inundó.

La respiración acelerada de ambos niños y el mayor sobre el más pequeño que solo se había quedado tirado en el piso, solo lo miro por un momento en donde el corazón del rubio no pudo evita acelerarse y no por cansancio.

— oye .. ¿como te llamas?  — un cierto rubor se asomó en las mejillas del de ojos zafiro aún manteniendo esa neutra expresión.

—  Yuichiro .. Ichinose —  desvió su mirada sentándose en el suelo sacudiendo sus cabellos sucios por la tierra.

— ¡ah! No debería estar hablando contigo - pudo reconocer ese apellido con claridad de la lista de los no deseados en la fiesta, sacudiendo sus ropas se levantó del suelo algo apresurado para darse cuenta que su traje estaba todo lleno de tierra.. ya no quería  volver a casa.

— ¿que? ¿Como te llamas? - se sentía perdido en la situación, no creía conocer al rubio de antes.

— Mikaela Hyakuya —

— ¡es verdad! No debíamos hablar .. pero ya lo hicimos y no pasó nada malo ¿no? —

Cuando una brillante sonrisa se mostró solo para el mayor no pudo evitar apretar esa mano que se ofrecía para el, entrelazo sus dedos con fuerza con la mano más pequeña y solo se dejó llevar por él más bajo.

(. . .)

Las cartas de amor le parecían algo ridiculo al omega de cabellos oscuros, en sus quince años de vida no recordaba haber dado ninguna y sería así por siempre, al contrario del presidente del consejo estudiantil, aquel de cabellos dorados que le llegaban a sudar las manos mientras escribía esa carta.

El día del amor, un día celebrado en la escuela con un pequeño buzón donde podías dejar cartas que serían entregadas a sus receptores durante ese día, en verdad se encontraba nervioso, realmente solo la había querido hacer por un simple impulso que llegó a él en un absurdo intento por lograr ver interés en la expresión de esos ojos esmeralda ¿estaba seguro de entregarla? .. en verdad no pero .. ¡claro que estaba seguro!

Era la quinta vez que escribía la misma carta con su mejor letra y cuidando de no tener ninguna absurda falta de ortografía, cerro con sumo cuidado aquel sobre que estaba impecable de cualquier arruga en el papel, sus manos temblaban más que nunca y no podía evitar sentirse observado por algún que otro omega cuando lo vieron acercarse a ese buzón que estaba en un sitio tan transitado, respiro muy hondo y cerrando sus ojos se obligó depositar la carta en aquella caja, no pudo ignorar ciertos susurros que venían de los espectadores de tal extraña situación ¿quien se imaginaría  que aquel rubio mandaría una carta? Cuantos que habían sido testigos deseaban ser el dueño de aquella.

Suspiró con pesadez para salir con rápidos pasos hacia su salón cuando escuchó el timbré, mantenía su mirada baja ahogando hasta la sutil emoción que sintió, ¡debía calmarse! Tal vez había sido absurdo enviarla, tal vez solo empeoraría todo ¿y si lo rechazaba públicamente?

Nada extraño ocurrió durante las clases, más de un par de cartas le llegaron durante solo ese tiempo al de cabellos dorados, estaba tan distraído en pensar en lo peor que no se dio cuenta que ya era hora del almuerzo hasta que Crowley lo sacó a rastras hacia el comedor donde sentía que por una muy extraña coincidencia escuchó aquella voz que se le hacía tan familiar, alzando su mirada para darse cuenta que en unas mesas alejado se encontraba el grupo del azabache menor dónde provocaban tanta bulla por la llegada de una carta para el dueño de los ojos esmeralda.

No pudo evitar colocarse nervioso, intentando desviar su mirada hacia cualquier lugar que no sea cercano a esa mesa, intentó que su mente divagara en cualquier cosa que se le volvió imposible cuando escuchó la voz de su propia hermana preguntando por el emisor de aquella obvia confesión.

La curiosidad le había ganado con demasiada impaciencia cuando escuchó claramente las palabras "nadie la firmó" ¿que? Acaso alguien más había mandado una carta, alzó su mirada para darse cuenta que su hermana tenía aquel papel entre sus manos y como por un sutil momentos los ojos de la rubia Mitsuba se fijaron en su hermano mayor para desviarse al intentar no delatarlo tan rápido, ya que era obvio para ella que esa letra era de su hermano, solo la escuchó reírse cuando la conversación se desvió de algo que en verdad no le importara ¿se había salvado o empezaría una tortura de parte de su hermana?.
Al final nunca lo descubrió. 

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¡Muchas gracias por todos sus comentarios!
Me gusta mucho leerlos
Gracias por esperar este capituló. 💕

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If You Were Here. Mikayuu.AU editando Where stories live. Discover now