Capitulo 44.

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Sentía ese sentimiento tan suyo, como vivido en carne propia, como si cada emoción proviniera de su propio cuerpo pero tan lejana a la vez, tan diferente y por separado, sentir esa preocupación como si fuera de él pero con tanta claridad podía saber que era de quien había marcado su cuello. Tan dulce, tan cálido pero tan desesperante que lo hacía volverse ansioso.

Sus ojos se abrieron cuando el calor que se expandía en rojo carmesí por su cuello se detuvo,  a diferencia de los cálidos brazos que lo rodeaban sin querer soltarlo.

Y sin llegar a abrir sus labios una sonrisa se formó, al no haber sentido ni el más mínimo rastro de dolor entre el placer que le brindaba el cuerpo contrario.

(...)

Cada cuatro semanas transcurridas sus exámenes de sangre eran constantes, manejando una anemia que pareciera inmanejable, entre medicamentos y comidas "saludables", parecía el tiempo correr tan rápido que un par de tardes de solo caminar junto al único alpha que lograba mantenerlo tranquilo sin darse cuenta ya se encontraba sentado nuevamente en esa sala de hospital. En un silencio aburrido que parecía tener el poder de hacer correr el tiempo más lento, hasta escuchar a su madre que venía con algo de comer solo para mostrarle a su hijo como el no tenía que mantener la ayuna que su hijo cuidaba desde horas de la tarde del día anterior.

Solo en un silencio absoluto en el que se levantó para dar vueltas en los pasillos, siendo una excusa para molestar a su rubio con una llamada y no molestar a los otros pacientes con sus gritos. Tomo el celular del bolsillo de su pantalón solo para que cuando la pantalla había sido desbloqueada el artefacto cayese contra el pulido piso, frente a él se encontraba una melena castaña y unos ojos verdes manzanas que si no fuera por el redondo vientre del dueño de esas caracterizas hubiera corrido a saltar sobre el.

— ¿Yoichi? En verdad .. en verdad eres tú ¿no? — se dirigió al castaño sin atreverse a dar un paso más cerca.

El omega castaño dio un pequeño salto con sus hombros, con cierta sorpresa al lograr reconocer aquella voz, para desviar su mirada hacia el Ichinose y regalarle una cálida sonrisa, acercándose a pasos lentos en su dirección y siempre con sus cálidas manos posadas sobre su abultado vientre.

— ¿Yuichiro?¡quien diría que te encontraría en este sector de un hospital! — una sutil risa sospechosa resonó entre los dos dejando dudoso al azabache —

Se detuvo un momento para mirar alrededor, observando la zona y leyendo los letreros colgantes del pasillo, para darse cuenta que estaba en la sección de "maternidad" e intentando arreglar inmediatamente el mal entendido.

— ¡no es nada de eso!¡no estoy embarazado o algo así! .. solo estaba haciendo mis exámenes mensuales. — acarició su nuca, hablando algo acelerado cuando la idea de que pudiera ser posible algo así cuando los recuerdos de una noche en especial junto al rubio pasaron por su mente. —

— tus expresiones no me engañan, y menos con lo receptivo que me hace estar esta condición..— hablo en referencia a su embarazo el de ojos verde manzana — pero, por esta vez te lo dejaré pasar. —

— Yoichi, sigues igual de extraño.. se te extraña lo tímido que eras. — no pudo evitar sonreír con más normalidad de lo acostumbrado —. . Nunca imaginé que la próxima vez que nos encontráramos después de distanciarnos uno de los dos estaría en esa condición. —

El silencio se hizo presente al recordar los años transcurridos, siendo inevitable que el azabache sintiera algo de culpa por la distancia que habían formado sin ser consiente de ello, suspiro al pensar que si Shinoa no tuviera el mismo apellido que su madre tampoco hubiera tenido contacto con ella hasta cuantos más adelante.

— bueno, a mi no me sorprende que pasara, soy un omega, que solo por meses es mayor que tú pero ya está marcado, con pareja y un hijo próximo. .. pero, ¡en verdad soy feliz! .. tengo un trabajo, tengo una casa y una boda en un par de meses. . Soy feliz de poder ser ..

"Normal"

 

(.  .  .)

Caminaban tomados de la mano, contando lo que había transcurrido en el tiempo que no habían estado juntos, una radiante sonrisa no lograba borrarse del rostro azabache entre torpezas y más de un comentario ridiculo.

Respiraban tranquilos, sin saber que unos ojos tan falsamente dulces los observaban, de como la ansiedad de verlos juntos lo hacía quejarse y rascar su piel hasta hacerla sangran, de como se contraía sobre su propio cuerpo, queriendo arrancar esos sentimientos, como su corazón se hacía un nudo con aquel omega dentro de él que se suprimía en silencio como reacción a los violentos pensamientos y sentimientos que llegaban, lo quería para él, solo para él, ese insignificante omega tan débil de cuerpo nunca podría hacerlo feliz, con esa apariencia tan poco delicada que no le sorprendería que fuera de tan bajo rango como para no poder darle hijos a su alpha.

¿Por qué él y yo no?

Ni siquiera me da ganas de preguntar qué tendría esa cosa que yo no tengo.

La rabia lo hacía temblar, por cada beso que se daban sin saber que él los estaba mirando, por cada simple roce que parecían disfrutar, por la cercanía que nunca le dio a él aunque le rogara inclinándose hasta que su frente tocara el suelo, nunca le permitiría siquiera llegar a tocar sus manos con las suyas, pero al lado de ese insípido omega pareciera que ahora era su rubio quien rogaba por poder simplemente tocar aquellas manos tan lastimadas, rozar aquella piel tan descuidada, unirse con ese cuerpo tan profanado por otros y sentir aquellos labios que han recibido más golpes que besos. Tal vez sería remediable si aquel omega no disfrutara cada roce, si no apretara las manos de su rubio cada vez que fueran entrelazadas con las suyas, demostrándole todo el amor que podía dar con una sola accion devolviéndole cada beso con toda la dulzura que podía dar después de a ver sido tan lastimado.

Tal vez y solo tal vez, si esa calidez que irradiaba con una sola sonrisa no existiese, si su rubio hubiera sido totalmente rechazado por su enamorado, si aquel azabache no lo mimara respondiendo afirmativamente ante cualquier roce del Tepes ..


Si no pudiera afirmar con sus propios ojos cuanto se amaban uno al otro.

Tal vez él alguna vez hubiera tenido una oportunidad.


Pero hasta el sabía que ellos estaban destinados a amarse.















Aunque eso no significaba que tuvieran el camino libre para hacerlo.

"No podemos escapar de esa persona que nació para amarnos"

Si no es el
¿Quien más sería digno de amarme?

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If You Were Here. Mikayuu.AU editando Donde viven las historias. Descúbrelo ahora