Capitulo 45.

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Sus cuerpos se movían al compás, el obsceno sonido que provocaban las pieles se hacía resonar en la habitación. Los gemidos que provocaban simples caricias en una piel maltratada, entre aromas embriagadores desde los más dulces en una habitación a oscuras.

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Y sin esperarlo, sin rogarle a nadie, pareciera que la salud del omega empezaba a deslumbrar, aquella actitud risueña de la cual a su madre solo le hacía recordar momentos del pasado, aquellas risas y sonrisas brillantes, como los ojos de su hijo brillaban en espera  de algo más, en espera de continuar hacia delante, aferrándose al dueño de esos cabellos dorados que había jurado con su vida proteger a su hijo como años atrás no lo había logrado.

Los meses transcurrían perezosamente cuando sus vidas por fin se habían calmado, con solo unas semanas de haberse mudando juntos a ese departamento donde empezaron a tomar sus propias decisiones. Las cosas no cambiaron mucho, más que dormir en la misma cama cada noche y las constantes llamadas del los padres de Yuichiro.

¿Como llegaron al punto actual?

En el momento que el rubio fue invitado a la casa donde su madre había decidido instalarse, una de sus posiciones más antiguas, donde su primogénito había nacido y criado entre esas paredes por más de una década, a las orillas de la ciudad, en la misma zona donde el viejo Hiragi, el abuelo de Yuichiro, le había regalado una de sus propiedades al único integrante de su familia que aquella vieja mujer que hacían llamar su esposa no le permitió amar ni observar cada paso que daba en su vida, Shinya Hiragi.

Volver a esas calles de tierra por donde corrían, aquella pequeña plaza donde se encontraba el centro de aquellos alrededores, y un camino recto a seguir para llegar a la nada. El final de cualquier rastro de ciudad y el comienzo de un bello prado,  lugar donde fueron separados para una década después volver juntos aunque sea por un simple par de días.

Tomaron el té junto a Krul en un elegante jardín el cual ella cuidaba cada día, al haber dejado a su hijo como su remplazo como futuro heredero de sus empresas y principal inversionista en futuros proyectos. Había dejado un futuro asegurado a su hijo, que aunque su padre le quitara su apellido y fuera desheredado nunca le afectaría en su estilo de vida, no sería en vano toda la educación que recibió durante todos esos crueles años.

Conversaron de los días transcurridos desde aquella fiesta de compromiso, ayudaron a la mujer a cuidar su jardín y lograr regar cada planta de la extensa casona. Pasearon en los alrededores, recordando entre pequeños lapsos y  aclarando recuerdos inconclusos del menor entre los tres.

Solo el último día cuando ya debían volver por la mañana siguiente, la vieja mujer de cabellos aún rosados le regalo una dulce sonrisa a su yerno acompañada de su suave voz diciendo "diviértanse hoy".

El azabache dudoso de sus palabras solo le devolvió una alegre y risueña sonrisa. "¡Esta bien! Creo".

El rubio al aparecer en la cocina le dio los buenos días a su madre con un abrazo, para después sentarse junto a su amado saludándolo con un beso en sus labios. Luego de desayunar el de ojos azules sostuvo de un brazo al Ichinose para animarlo a andar junto a él.

( . . . )

Ya no sabía cuanto lo había hecho correr el rubio siendo que aún ni parecía cansado a comparación de él que ya no podía dar ni un paso más.

— ¡vamos, Yuu chan! Queda poco —

Caminaron por el extenso prado y al subir una colina la conversación que mantenían para un ambiente cálido quedó en un total silencio. Los ojos del azabache brillaron y se cristalizaron al bajar corriendo la colina para hundirse entre el aroma del bello paisaje floreado que cautivaba su mirada. Entre su actitud risueña tuvo el máximo cuidado al sentarse sobre sus piernas en el césped y oler aquellas flores, acariciar sus suaves pétalos entre simples caricias, observando aquellos bellos colores.

Alzando su mirada para ver a la distancia en el prado, cerrando sus ojos solo para sentir la calidez y la brisa que rodeaban su cuerpo, solo para que al abrir sus ojos, dando media vuelta para ver al rubio en un intento por asegurarse de sí en verdad era el lugar de aquellos recuerdos lo único que vieron sus ojos fue unos ojos azules que se encontraba de rodillas a su misma altura, con un cuidado especial de no aplastar alguna de las flores.

Para el rubio su penetrante mirada solo se fijaba en cómo la belleza de su amado era comparable con las de esas bellas flores, como parecía encajar como uno más, hasta ese dulce aroma que parecía provenir de bellas y risueñas flores pero nunca supo adivinar de cuál sería, solo para levantar su mirada encontrándose con unos ojos verdes dueños de aquel aroma que hacía encender todo su cuerpo.

Al encontrarse el menor no alcanzó a decir ni una palabra cuando el rubio sacó una pequeña caja de cristal de su bolsillo, que no alcanzó a ser abierta cuando su amante se lanzó contra su cuerpo haciéndolo caer de espaldas apretando la pequeña caja entre sus manos por miedo a romperla. Cuando cerró sus ojos por impulso sintió el golpe en su cabeza contra el césped y tierra, solo intentó abrirlos entre parpadeos ansiosos mirando el cielo despejado entre nubes, cuando el rostro de su azabache interrumpió su vista posando una mano a cada lado de su cabeza siendo acorralado contra el suelo, un recuerdo muy apreciado vino enseguida a su mente.

— ¿qué pasa? .. ¿no quieres .. casarte conmigo? —

Su mente se llenó de malos pensamientos, entre dudas de su tal vez había sido muy rápido, tal vez lo había asustado .. tal vez no lo amaba tanto o había recibido amenazas de alguien .. o tal vez.

— ¡claro que quiero casarme contigo! ¡Pero iba a ser yo quien iba a pedírtelo! —

La frustración del rubio se despejó más rápido que el cielo, sus ojos lloraron más rápido que las nubes y su sonrisa brilló más que un arcoíris. Levantándo sus brazos hacia el más pequeño rodeó su cuello en un abrazo para apegarlo contra él besando sus labios.

— ¡oye! El sol terminará celoso por lo radiante que es tu rostro —

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If You Were Here. Mikayuu.AU editando Место, где живут истории. Откройте их для себя