Ambos se miran en silencio, cada uno detrás de una máscara oscura que cubre desde sus cejas hasta la punta de su nariz. Los labios de Jen se aprietan en una fina linea y los ojos de Azusa lo recorren de abajo arriba.
Puedo sentir como la tensión va en aumento. Desde dónde estoy puedo escuchar lo agitada que están sus respiraciones. Jen aprieta la mandibula firmemente y que no le saca la mirada a Azusa de encima, quien no se amedrenta y da un paso hacía mi, desafiandose mutuamente. Siento como una sensación fría me recorre entera, baja por mis hombros, mí corazón se contrae y desciende por mis brazos hasta la punta de los pies. Es como si cualquiera de fueran a irse encima del otro en cualquier momento.
Doy un paso a mí hombre.
Entre Azusa y Jen, Jen seria el primero en perder el control.
Le acaricio el cabello y levanto la cabeza para darle un beso tierno en los labios. Al instante siento como se relaja, aunque no demasiado, y me toca, mientras su respiración va tranquilizandose.
-¿Que estás haciendo?
Su voz ronca me hace estremecer. Jen se inclina hacía adelante y me vuelve a besar.
De pronto, y cogiéndome por sorpresa, Azusa pasa la mano por debajo de mí menton, tira de mí cabeza con la mano agarrándome la mejilla y me besa con firmeza. El brazo de Jen me agarra con más fuerza.
Y lo beso, con menos ternura.
La mano de Jen se hunde en mí cabello, tira de mí cabeza hacía atrás, rompiendo el beso de Azusa, y estampa su boca con la mia.
Ninguno habla. Azusa se coloca detrás de mí. Jen utiliza su lengua para trazar un camino, deslizandola desde la comisura de mis labios hasta mí oreja y me chupa el lobulo de la oreja. Cierro los ojos y levanto los brazos, Azusa me agarra de las muñecas, coloca mis brazos sobre sus hombros y su boca se desliza por mi cuello. Se inclina sobre mi y va regando mí piel con besos húmedos y suaves mordisqueos. Mis dedos se enriedan en su cabello y envuelvo mí dedo con su cabello. Es tan suave. Jen me muerde entre mis pechos. Abro los ojos y bajo la cabeza, nuestras miradas se encuentran. Jen engancha sus dedos índices en mí corpiño, lo tira con fuerza hacia abajo y su boca se cierra con fuerza en mí pezón. Primero pasa a uno, lo lame, lo chupa y después sus dientes tiran de la punta endurecida y se va al otro, mirándome fijamente. Él se arrodilla ante mis pies y apoya su mentón en mí vientre, dándome una mirada de advertencia.
¿Crees que estás en posición de exigir algo?
Pero ya no me mira a mí.
Sus ojos miran fijamente las manos de Azusa, que se han colocado en las tiras de mí corpiño y que da pequeños y delicados besos en donde antes estaba. Azusa es mucho más delicado a pesar de que no se ve nada contento. Siento su cuerpo tenso y no me pasa por alto la forma en la que mira a Jen. Él pasa su dedo debajo de mí mentón y me besa seductoramente, a la vez que desabrocha mí sostén, y acariciándome con las manos abiertas, baja las tiras por mis brazos y lo lanza al suelo. Sus brazos me rodean el cuerpo, sube con la punta de sus dedos por mis costillas, por mis axilas, causandome un cosquilleo por todo el cuerpo y un calor recorriendo mí cara. Cuando llega hasta mis dedos los entrelaza con los suyos y sube mis brazos por encima de sus hombros. Su forma de besarme me deja sin aliento.
Las manos de Jen me toman por mis rodillas y su boca recorre mis muslos, me besa la cara interna de los muslos, me mordisquea y sube y baja con sus labios, mirándome, haciendo que suspire y dejé de besar a Azusa y empuje mí pelvis hacía él. Jen pone su mano en la parte trasera de mí rodilla, dobla mí pierna contra su hombro y apoya su mejilla contra mí muslo interno. Oh, su barba sin afeitar causa que un escalofrío me recorre entera y me vuelva estremecer contra él. Sus ojos están negros de deseo y me mira con tanto hambre que podría morirme ahí mismo. Es manera de tocarme, la manera en que me mira y besa lo dice todo. Ha pasado mucho desde que hemos tenido intimida y creo que está noche eso se acaba. Su mano me acaricia las medias y mete un dedo debajo de la liga.
