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Después del funeral de Misty, Jerry me llevo a su casa y me permitió quedarme en la habitación de huéspedes. Me rehusé desde que salimos del hospital pero no quiso escuchar nada de lo que tuviera que decir y básicamente me arrastro con él y sus hijas a su hogar. Hice y dije lo que pude para hacerle entender que lo mejor era que yo desapareciera de sus vidas, yo era peligrosa, una bomba de tiempo, pero no había nada que lo hiciera cambiar de opinión.

Tenía que ser por Misty. No había otra manera.

. - No sé que te haya dicho a ti también Misty pero te aseguro que yo no soy buena, Jerry - le dije en el auto, camino a su casa - Si esto paso es por mi culpa. Yo mate a tu esposa.

O algo más que la promesa a su esposa.

Tal vez su modo de castigarme por haber matado a Misty era mostrándome misericordia.

Quise convencerme de que no me acusara de ser una asesina era porque tenía la intención de lastimarme. Si después de todo yo era la que le había arrebatado a su esposa, a la madre de sus hios, al amor de su vida. Pero sabía que Jerry no era esa clase de persona, no, él no era tan cruel como yo, si no que era el esposo devoto que siempre fue cuidando de la carga que le dejo Misty.

Es injusto.

Es peor.

En una noche mate más de una vida, la de Misty y la de su familia. Yo soy un monstruo y merezco morir, merezco ser la que este en ese cajón bajo seis metros bajo tierra... pero tal vez este era el castigo que merezco... vivir.



A medida que van pasando las horas, y que esas horas se convierten en días, el dolor no disminuye, si no que empeora. Es mentira cuando dicen que el dolor pasa con el tiempo. Ahora lo sé.

La perdida se siente como si una tenaza caliente estuviera clavada en mi pecho. Hay momentos donde siento que no puedo respirar. Es un dolor tan fuerte que no se compara con nada que experimentara hasta este momento. Ni siquiera la noche de mi iniciación se compara. Quiero que pare pero no puedo cerrar los ojos sin verla en esa camilla o en el asiento del auto mientras se desangraba por mi culpa. Han pasado seis días y ocho horas desde que me despedí pero no he podido dejar de llorar porque las lagrimas salen involuntariamente en este punto. No entiendo porque hice todo tan mal para que acabara asi.

- Tienes que comer algo, Venecia - dice Jerry poniéndome una bandeja a los pies de la cama. - No comiste nada ayer ni has desayunado.

Otra vez Jerry. Siempre es Jerry. No sé ni siquiera porque se preocupa si como o no después de lo que le hice. Pero es muy buena persona, claro, y no me dejaría morir de hambre.

- No tengo hambre - susurro tapándome hasta la cabeza.

- Venecia...

- Por favor, apaga la luz y vete - le ruego - Tengo sueño.

Pero eso es mentira. No he podido dormir desde que llegamos porque siempre que mis ojos se cierran involuntariamente despierto por las pesadillas que me acosan. Quiero verla pero no de esa manera. Es angustiante porque nunca puedo salvarla y su vida se escapa entre mis dedos...

La mate... la mate...

- Necesito que hables con alguien, Venecia - su voz parece lejana y no como si estuviera sentado a mi lado - Es un amigo de confianza.

Me hago un ovillo, mientras niego con la cabeza.

- No quiero hablar con nadie. - Por favor, déjame en paz

Puedo escuchar otra voz hablando con Jerry pero no podía concentrarme. No quiero ver a nadie. Quiero desaparecer y que este dolor pare, pero no hay duda de que eso jamás sucederá y que de ahora en adelante me espera una vida vacía y miserable. Bueno, hasta que ellos me encuentren. Enfrente a Jasper y lo enfrente con su sobrino. Es obvio que es cuestión de momentos para que pasé por aquí y me maten. Seré castigada. Pero no asesinada. No, él tampoco creerá que la muerte sea el castigo justo que me merezco. Seguro me hará pagar con más dolor. Pero ahora ya no hay nada peor que esto asique será inútil. Pero tal vez el dolor físico pudiera anestesiarme. Ojala.

DONE FOR MEWhere stories live. Discover now