𝐇𝐄𝐀𝐓 𝐎𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐎𝐌𝐄𝐍𝐓
❝ parece que siempre estas
olvidando cosas. hay cosas
que simplemente no pueden olvidarse.
ni hacer como si no hubieran pasado ❞
❝ mira, si esto es por aquella
vez, tú estabas de acuerdo.
dejé las co...
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—¡Bobby! ¡Bobby, abre la puerta!
En cuanto Bobby escuchó la voz de Sam al otro lado de la puerta junto a los incesantes e insistentes golpes en la puerta de su casa, se apresuró a detener lo que estaba haciendo y abrió la puerta. Se encontró con un panorama que no esperaba; Sam sujetaba la puerta para dejar que Dean pasara. Dean llevaba a Holly en brazos, inconsciente.
—¡¿Cómo puede ser que os mande allí para echarle una mano y acabe así, idiotas?!
—Sí, deja la bronca para luego y cúrala—el mayor de los Winchester apenas le hizo caso, dirigiéndose al sofá y extendiendo el cuerpo de Holly allí—. Holly, vamos, es hora de despertar.
Bobby se movió rápidamente, buscando todo lo que necesitaba para arreglar el estropicio que habían creado, Sam detrás de él con la intención de ayudarlo.
Cuando Holly no despertó, Dean volvió a intentarlo, esta vez acariciándole la cara. Para entonces la gasa estaba cubierta se sangre y esta había traspasado de nuevo su camiseta, la respiración de la cazadora tan lenta que parecía imperceptible.
» Holly, vamos, sé que estás cansada pero tienes que despertarte. Vamos, Holly, abre los ojos.
Dean vio como a través de sus párpados, aún cerrados, sus ojos se movían de lado, parpadeando un par de veces antes de finalmente abrirlos—. Hola, guapo.
—Eso es—Dean, recostado en la mesa junto al sofá, sonrió—. Eres una campeona, ¿sabes? Has aguantado despierta casi todo el camino.
—Era difícil dormirse con la música tan alta.
—Eh, un respeto— a Dean casi se le salió el pecho al ver lo receptiva que estaba, claro que el cansancio en su rostro era imposible de ignorar—. Era Led Zeppelin.
—Vale, déjame verlo—Bobby llegó hasta a ellos y se agachó junto a Dean para analizar los daños. Levantó la camiseta y retiró la gasa—. Sabéis que no soy enfermero, ¿no?
—Pero puedes arreglarlo—Sam cuestionó. Tal vez deberían haberla llevado al hospital pero explicar cómo se había hecho la herida iba a ser algo difícil—, ¿verdad?
—Sí, sí, creo que sí.
—Bobby—los tres cazadores dirigieron la mirada a Holly, que era la que había hablado—, dime que tienes morfina, por favor.
El mencionado se encogió de hombros mientras enhebraba el hilo en la aguja—. Tengo whiskey.
