𝘅𝘃𝗶. 𝗯𝗶𝗲𝗻𝘃𝗲𝗻𝗶𝗱𝗼𝘀 𝗮 𝗠𝗮𝗶𝗻𝗲

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¡CAPÍTULO DIECISÉIS!

【BIENVENIDOS A MAINE】

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Eran pocas las veces que Holly era capaz de convencer a Sam de que le cediera el asiento de copiloto a pesar de que Dean normalmente se ponía de su parte, pero merecía la pena. La sensación del viento en la cara con la ventanilla hasta abajo y los altavoces de las puertas retumbando era una de las mejores sensaciones.

Era algo casi etéreo si le preguntaban a Dean. Holly parecía viajar a un mundo a miles de quilómetros de distancia. Estaba seguro de que ni siquiera era capaz de darse cuenta de que tamborileaba los dedos contra la guantera al ritmo de la música.

Camino a Maine, los tres cazadores se tomaron un momento de libertad antes de asumir que tendrían que enfrentarse a lo que fuera que estuviera matando a la gente allí. Violentamente.

Holly suspiró, sabiendo que eran momentos como esos los mejores. Aquellos en los que no huían de monstruos, no perseguían nada ni tenían la mente ocupada en cazar. Solo la música del siglo pasado que Dean se empeñaba en almacenar en la guantera y la compañía de los otros.

Reconociendo la canción, Holly comenzó a tararear al ritmo de la música, sus pies siguiéndolo también casi sin percatarse. Al darse cuenta de ello -era fácil teniéndola al lado- Dean subió el volumen. Cuando Holly se percató, dirigió su mirada al cazador pero él ya había devuelto la vista a la carretera para entonces. Casi por instinto llevó sus manos hasta el inicio de su pecho, donde descansaba la H del colgante que Dean le había regalado por su cumpleaños.

Desde el momento en el que se habían conocido y Holly había dejado de comportarse como una imbécil -por decir poco-, los tres cazadores habían formando enseguida una buenísima relación. Sin embargo todos podían ver que Holly y Dean tenían una dinámica bastante diferente a las otras pocas dinámicas que tenía con otras personas.

Esa relación no parecía dejar de mejorar poco a poco. Dean bromeaba con ella constantemente sacándole los colores ya fuera de la rabia o de la vergüenza y ella no hacía más que devolverle comentarios mordaces que no solían ser verdad y que pretendían solo herir su ego.

Pero más veces de las que deberían, los recuerdos de aquella noche en el impala le rondaban la cabeza. Sobre todo cuando Dean continuaba recordándoselo constantemente. Sí, no habían vuelto a hablar de ello pero el acuerdo era que pasarían la noche juntos y al día siguiente ambos lo olvidarían, harían como si nada hubiese pasado y cada uno seguiría su camino. Bien, ahora ambos estaban en el mismo camino y, no solo eso, sino que además eran amigos.

𝐇𝐄𝐀𝐓 𝐎𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐎𝐌𝐄𝐍𝐓, ᴅᴇᴀɴ ᴡɪɴᴄʜᴇꜱᴛᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora