𝐇𝐄𝐀𝐓 𝐎𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐎𝐌𝐄𝐍𝐓
❝ parece que siempre estas
olvidando cosas. hay cosas
que simplemente no pueden olvidarse.
ni hacer como si no hubieran pasado ❞
❝ mira, si esto es por aquella
vez, tú estabas de acuerdo.
dejé las co...
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Dean tomó aire y respiró profundo antes de abrir la puerta de la habitación del pánico con una bandeja de comida en la mano. Meses atrás se veía en la misma situación, llevándole la comida a Holly después de que un demonio la hubiera apuñalado. Entonces la sensación había sido totalmente diferente, sabiendo que iba a ponerse bien. Ahora ya no sabía que hacer para que Holly, su Holly, volviera.
La cazadora estaba sentada en el suelo a pesar de tener una cama, la espalda recostada en la pared. En cuanto había escuchado el sonido que hacía la puerta al abrirse había levantado la cabeza pero en cuanto lo había visto, había rodado los ojos.
Dean no quiso pensarlo demasiado, cerró la puerta detrás de él y caminó hasta ella, dejando la bandeja en la cama y sentándose él también en ella.
—No has estado comiendo.
En la expresión de Holly apenas se esbozó ninguna expresión, su único movimiento había sido el de sus cejas, alzándose—. A ti que más te da.
—Ya te lo he dicho, Holly, no somos tus enemigos.
—¿Entonces por qué estoy encerrada?
Dean hizo una mueca, viendo claramente su punto, sin embargo enseguida encontró una contestación adecuada—. Porque intentaste matarnos a Sam y a mí.
—Porque vuestro padre mató a mi madre.
—Eso no es ver-
—Ni siquiera lo intentes—Holly soltó una risa irónica antes de suspirar, la mirada en el techo y sin mirarle—. Sé que lo que vas a decir son mentiras. Porque esos es lo que hacéis los Winchester, ¿no? ¿Ayudar a la gente?
» Lo único que hacéis es arruinar las vidas de los demás y justificarlo con vuestro complejo heroico que parece que os da el derecho a decidir por los demás.
No iba a mentir, las palabras de Holly le habían dolido. Eso era bastante diferente de aquella vez en la que ella lo había llamado héroe. Sin embargo, todo lo que decía y hacía Holly últimamente parecía doler.
—¿Has acabado?—ella no dijo nada—. ¿Me vas a decir ahora dónde has estado el último mes? Y con quién.
La cazadora negó con la cabeza, una pequeña carcajada como si solo el hecho de que el tuviera esperanza la contentara. Y luego desvió la vista sin ningún tipo de intención de contestar a la pregunta.
