𝐇𝐄𝐀𝐓 𝐎𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐎𝐌𝐄𝐍𝐓
❝ parece que siempre estas
olvidando cosas. hay cosas
que simplemente no pueden olvidarse.
ni hacer como si no hubieran pasado ❞
❝ mira, si esto es por aquella
vez, tú estabas de acuerdo.
dejé las co...
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A pesar de todo, Holly había disfrutado como nunca el viaje a Virginia y la visita a los Mills. Le había servido no solo para mejorarle el ánimo sino para olvidarse por un momento de todos sus problemas.
Llegar al búnker fue reconfortante, como cuando se llega a casa de un viaje de largo y lo único que se quieres no hacer nada.
Claro que Holly ya debería haber aprendido para entonces que nada parecía salirle bien, y menos si compartía suerte con los Winchester. Cuando ambos cazadores entraron al búnker no había ni rastro del tercer componente del equipo. Lo que sí que había era una nota encima de la mesa de la entrada -esa que tenía un enorme mapa del mundo.
He encontrado un Djinn en Kinsley, he ido a investigar. Llamadme cuando lleguéis y os diré como lo llevo.
—S. W
Dean suspiró. Debería saber ya que Sam y él parecían tener la misma afición a ponerse en peligro ellos solos y al estar siempre temiendo por el otro en lugar de temer por sí mismos. Con la mano en el puente de la nariz, se giró hacia Holly.
—Llámalo, por favor.
La cazadora obedeció, sacando su teléfono del bolsillo de su chaqueta de cuero y marcando el teléfono de Sam. Esperó tres tonos y, cuando nadie contestó en el quinto, supo que nadie iba hacerlo.
—No lo coge.
Eso fue lo único que necesito Dean. Rápidamente sin deshacer bolsas o coger ninguna tipo de arma -llevaban las necesarias en el maletero del impala- Holly y Dean caminaron a paso rápido hacia el impala, listos para salir de Lebanon a Kinsley. Lo bueno es que el viaje podía durar entre una hora y media y dos horas pero Holly estaba segura de que Dean lograría llegar antes.
—Dean, es Sam—él no había dicho nada pero Holly no necesitó que lo dijera para saber que Dean temía por la seguridad de su hermano—. Es más listo que tú y yo juntos. Seguro que está bien.
Él no contestó, limitándose a dirigirle una mirada y un tímido asentimiento. Dean siempre había odiado mostrarse vulnerable pero cuando se trataba de Sammy no podía no estar desesperado por su bien y su seguridad.
A Holly no le importó la invisible barrera que parecía haber entre los dos desde hacía dos días cuando puso su mano encima de la de Dean, que descansaba en la palanca de cambios. Ninguno volvió a decir nada pero tampoco hizo falta, había quedado claro el mensaje.
