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''El deber y la voz''

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Narradora Pov

—Escucha con atención, Akko —dijo su señor padre mirándola fijamente—. El cuidado y la limpieza del suelo es importante para que los cultivos crezcan bien. La luz del sol es otra de las cualidades sumamente importantes que debes tomar en cuenta.

—¿Qué hay que limpiar? —preguntó con sus ojos entre abiertos observando el suelo húmedo que tenía una pequeña hoja que empieza a salir a la superficie.

—La maleza. Lo que impide que lo cultivos no crezcan como deben. Debes abonar, controlar la mala hierba y tener organizado el tiempo de dedicación que le pondrás a los futuros cultivos que obtendrás. Primero, el área del trigo...

Esa tarde era calurosa y sus hermanas se hallaban haciendo sus "cosas personales", como siempre. En ese día a su edad de seis años, Akko, empezó a aprender más de la agricultura gracias a las enseñanzas de su padre que había estado tomando todos los días por la mañana, aunque no le gustaba madrugar y deseaba permanecer en cama hasta la hora que su cuerpo decidiera levantarse, pero entendía que debía obedecer por el bien de su vida y del negocio familiar que su padre quería dejarles antes de fallecer.

Sus hermanas, no habían ayudado en absoluto y hacían lo que más le convenía. Su padre, había tomado unos días en específico para enseñarle a su rubia hija a cocinar cosas sencillas, sin embargo, al comienzo ella se opuso a "desperdiciar" su tiempo en cosas fundamentales como esas; no obstante, a regañadientes lo estaba comenzando a hacer, e igual que su otra hermana.

La castaña, se dedicaba más en pelar las papas y el maíz. Lotte ponía a hervir el agua y quitar el pellejo del pollo. Y Amanda, buscaba y lavaba los condimentos, una tarea muy fácil que era tomada con molestia. Sus palabras fueron: "No seré una sirvienta." Su padre les respondió: "No lo serás, pero si no aprendes al menos lo básico morirás de hambre. Eres una mujer quieras o no, y aun sí no lo fueras también debes aprender a alimentarte".

Depender de una persona, no era buen tomado por el hombre que había mantenido a sus hijas desde hace seis años. La pérdida de su esposa aún le afecta, pero no tanto como antes. Le gustaba que su tercera hija obedeciera sin dar algún reproche, sin embargo... no le gustaba que desapareciera los fines de semana en ese bosque donde la había ido a buscar cuando se enteró que su hermana la abandonó en ese lugar; estaba oscureciendo y Akko no volvía, eso le preocupó demasiado.

La pequeña castaña de seis años, se adentraba todos los fines de semana a ese peculiar bosque que, anteriormente, el señor desconocía; hasta el momento. Él lo había revisado más de una vez para asegurarse de que el área no se encontrara un animal peligroso que le asegurara la muerte de su hija más preciada.

Una vez más suspiró con ese cansancio notable en su rostro, que a pasar más los años empezaba a arrugarse. Era sorprendente como los años comenzaban a cambiar a una persona físicamente y mentalmente, sin embargo, esos cambios intelectuales o de actitud no incluían a Amanda y a Lotte.

La mayor después de que su esposa falleciera se tiñó el pelo con pétalos de flores que robó de la señora Du Nord, y la segunda salió a su abuela; difunta madre. Nunca imaginó que heredar el cabello de otra persona familiar pudiera suceder, pero ocurrió.

Se miró al espejo y acomodó su camisa. Agarró un sombrero, salió de la habitación y bajó a pasos firme los escalones que separaban el salón, la cocina y la entrada de sus dormitorios. La casa, estaba hecha de adobe y piedra, lo único de madera era el comedor y algunas otras cosas de la vivienda. Sinceramente, la familia Kagari no vivía para nada mal en ese pueblo donde uno trabajaba arduamente para conseguir lo necesario para vivir.

Bosque Mágico (Diakko♥)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang