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''El fruto de la esperanza''

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Narradora Pov

—¿Qué estamos esperando?

—Una entrega especial, mi querida niña.

Akko frunció ligeramente el ceño.

—Tengo dieciocho.

—Y aun te quemas con el fuego —dijo con una sonrisa.

La castaña bajó la mirada hacia su mano lastimada y vendada. Ella recordaba el daño causado por el muro; había sido más fuerte que los anteriores y todavía podía sentir la sensación de dolor en sus venas.

Le había mentido a su padre; eso era algo más que obvio. El señor no podía enterarse de lo que descubrió, e intentaba hacer cada vez que se iba a esa especifica parte lejana del pueblo.

Akko la había llamado por su nombre y aun así la guardiana no se hizo presente. Ella tuvo que regresar a su hogar con su mano totalmente lastimada. En los primeros días no podía moverla. En el cuarto al menos lograba hacerla funcionar como para agarrar una taza. Su tía al verla no demoró en reaccionar de manera aterrada.

Ella había dicho: "Las manos de una señorita son las más preciadas. Si te lastimas, ¿Cómo vas a poder trabajar?". Aunque Akko no les hallaba tanto sentido a esas palabras no las ignoró y dejó que le viera la marca en su dorso y la quemadura en su palma. Era probable que cicatrizara.

—Aquí esta —habló el señor con alegría al ver el automóvil de motor acercarse con lentitud.

Akko lo observó impresionándose de la cantidad de barriles que cargaba en una carreta tirada por dicho auto. «¿Qué es eso?», se preguntó con mucha curiosidad. El señor mayor que conducía con tranquilidad se bajó con cuidado manteniendo una sonrisa en sus labios. Él levantó su sombrero en señal de saludo a la vez que se acercaba.

—Lo pedido es deuda —dijo caminando hacia la carreta.

Johan lo siguió y ayudó a bajar los barriles.

—¿Están en buen estado?

—Recién salidos del agua —comentó con gracia y se tiró a reír levemente.

—Gracias por venir desde tan lejos a hacer esta entrega —agradeció palmeando los dos barriles.

El señor lo miró con amabilidad, dándole a entender que no tenía nada de que agradecer.

—Sólo hago mi trabajo.

—¿Trabaja tan mayor?

—Akko —regañó.

—¿Qué? —susurró mirándolo con extrañes.

—Oh, pero que linda jovencita —dijo al verla.

—Es mi hija. Su nombre es Atsuko Kagari, pero mayormente le decimos Akko.

—Es un placer —saludó la castaña extendiéndole su mano.

El señor las estrechó manteniendo aún su sonrisa.

—El placer es todo mío. No veo a muchas jóvenes tan hermosas como tú tan a menudo. Parece que este pequeño pueblo tiene cosas especiales —halagó y Akko sonrió un poco forzoso.

«Como un Bosque Mágico, cuya guardiana parece estar enojada conmigo por motivos que desconozco», se dijo y asintió.

—¿Cuántos años tienes? —consultó mientras se situaba en la parte frontal del vehículo.

Bosque Mágico (Diakko♥)Where stories live. Discover now