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"Suavidad"

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Narradora Pov

Su corazón latía sin control; su rubor era sutil; su mirada demostraba miedo, emoción y cariño. Y Diana lo notó enseguida.

—Buenas tardes, Atsuko —dijo con normalidad causando que las palpitaciones de la mencionada fueran con mayor fuerza.

Quedaron en silencio unos largos segundos mirándose la una a la otra. Akko intentaba controlarse; sus manos temblaban y sus piernas las sentía débil, pero, aun así, no iba a permitir que sus emociones crearan un ambiente incomodo.

—B-buenas tardes... —murmuró mirando a otro lado.

Con un leve movimiento de manos y sin necesidad de tocarla, despojó su bolso y lo abandonó en el suelo.

—Sígueme.

En el camino permaneció en silencio mirando la espalda de la guardiana a la vez que reconocía el lugar por donde avanzaban. Y, al observar más de doscientos escalones suspiró. «Aquí vamos otra vez...», pensó con cansancio, para después comenzar con un paso.

Cuando llegaron a la cima se dejó caer de rodillas recuperando el aire perdido. «¿P-por qué...?» ¿Por qué Diana no había utilizado su magia como la otra vez? Era demasiado agotador y su cuerpo rogaba por agua que le fue, inesperadamente, entregada en una gota que pudo sostener levitando sobre sus manos.

—G-gracias... —susurró y la acercó a sus labios.

En la cima de una torre creada de piedra, se podía ver algunos ambientes y criaturas, e incluyendo una pequeña parte de lo que ya conocía: el lugar de los dragones. Se aproximó, aún sin tomarse la gota completamente, y admiró lo amplio y grande que era el bosque.

—Existen más tierras de las que aún no conoces; este mundo, es más exorbitante de lo que alguna vez puedas llegar a imaginar. Con el pasar del tiempo nuevos habitad nacerán y nuevas criaturas lo habitarán.

—¿Hoy iremos a un nuevo lugar?

Diana la volteó a ver.

—No es posible.

—¿Por qué?

—Mi magia está débil. Y en esas tierras, es requerido poseer una cierta cantidad.

Akko frunció el ceño.

—¿T-te sigues debilitando? ¿El bosque...?

—Continúa desapareciendo —acotó regresando su mirada al hermoso panorama.

—¿Por qué no has hecho algo? P-pensé que el bosque... estaba bien. Pensé que estabas bien, Diana. —«Ese sentir...», se dijo recordando ese especifico momento cuando estaba con su hermana, no había sido solo una especulación—. ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste?

La guardiana no le costó entender su pregunta.

—Tu mente ha estado ocupada en estos días —dijo y la miró—. ¿No es así, Atsuko?

La castaña se ruborizó, pero no cedió y volvió a arrugar su entrecejo al recordar unas palabras dichas previamente; unas palabras que provocó que su corazón se sintiera afligido.

—¿V-vas a morir?

«Morir...», repitió. Diana permaneció en silencio, y luego regresó a ver el paisaje; el viento cálido y sutil actuó moviendo su cabello rubio al compás. Y en el pasar de dos minutos, suspiró agarrando y soltando con lentitud aire; todo su cuerpo se relajó dejando salir sin previo aviso sus orejas y colas.

Bosque Mágico (Diakko♥)Where stories live. Discover now