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"Querido diario"

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Narradora Pov

«No puedo ser, no puedo ser, no puedo ser».

—Akko.

—¡Ah!

—¿Estás bien? —consultó Johan.

Su corazón no había dejado de latir sin control y su arrepentimiento por cómo había actuado se hacía cada vez mayor. ¿Por qué salió corriendo diciendo una vaga excusa con cierta verdad? Tenía hambre y estaba empezando a oscurecerse.

—S-sí, e-estoy bien —contestó tomando la manzana que se resbaló de sus manos.

«¡Lo sabe, lo sabe, lo sabe, lo sabe! ¡¡¡Lo sabe!!!» Le iba a daría un infarto real si seguía de esa manera, pero no podía controlado. Al parecer, había sido lo demasiado directa como para que la guardiana lo descubriera.

—Te esperaré en el negoció, no demores.

Sus manos temblaban dificultándole la tarea. Habían pasado dos días y lo único que estuvo haciendo, era evitarla. No podía verla; de tan solo imaginarlo se moría de pena. Sin embargo, ¿Ahora que haría? No le gustaba la idea de esconderse, pero tampoco le agradaba la intención de dirigirle otra vez la palabra.

Estaba segura de que las cosas serían incomodas y no deseaba sufrir ese ambiente; era diferente con sus hermanas, pero, con la guardiana... «¿Por qué...?» ¿Qué debería hacer?

—¡Bu!

—¡Ah! ¿Qué...? ¿Mary?

—Buenas tardes, hermana —dijo con diversión.

—No estoy de humor... —soltó y continuó con su labor. Mary levantó una ceja y tomó asiento en el tronco de al frente.

—¿Estás bien?

—E-estoy perfecta.

—No lo parece. —Señaló sus manos temblorosas y su intranquila pierna derecha. Akko suspiró, dejó caer la manzana en el balde y ocultó su rostro.

—Lo sabe...

—¿Qué cosa? —preguntó y quedaron en silencio—. Oh... ¡Oh! ¡Oh! ¡Eso es bueno! ¡Al fin! ¡¿Cómo fue?! ¡¿Qué respondió?! —exclamó tomándola por los hombros, pero al verla ahora bajar la cabeza su expresión cambió a uno de preocupación—. ¿Qué te dijo...?

Akko exhaló y sujetó su cabeza.

—Nada. Yo... me fui.

—¿Te declaraste y te fuiste?

—¡No me declaré! Bueno, ¡no de manera directa! ¡Ella lo descubrió!

Mary levantó una ceja.

—¿Y eso es malo?

Akko arrugó confundida su entrecejo.

—¿No...? —¿Era realmente malo que Diana le hubiera dicho lo que ella no podía? Si no era así, ¿por qué sentía tanta vergüenza y miedo? La expresión y palabras de la guardiana no demostraron algún disgusto, molestia e inconformidad—. Es solo que... tengo... miedo. Ella lo sabe y me atemoriza conocer su respuesta.

—Nunca la conocerás si permaneces aquí. Ve a hablarle.

—No puedo. No ahora, quiero pensar.

Mary suspiró.

Bosque Mágico (Diakko♥)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant