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"Últimas palabras"

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Narradora Pov

Con su ropaje totalmente sucio y poco ensangrentado, Johan luchaba contra uno de los caballeros con la espada que había tomado de uno fallecido. No era ágil, ni tampoco diestro; nunca antes había combatido de esa manera, pero le ayudaba a cubrirse e igualar un poco el combate.

—¡Akko!

Otro choque de espada y la suya salió volando. El caballero se lanzó hacia él y con una emboscada que le causó un corte más, logró tirarlo al suelo. El hombre terminó inconsciente, luego de unos golpes más.

Rápidamente, Johan se puso de pie y continuó buscando.

—¡Akko!

«¿D-dónde? ¡¡¿Dónde?!!» Su corazón latía de una adrenalina increíble. Y muchos de los ciudadanos que reconocía como sus clientes, estaban siendo masacrados sin piedad.

Ellos tenían que irse; ellos tenían que escapar, ahora mismo.

—¡Mary!

Angélica estaba cerca de él, igualmente buscándolas a las dos.

El sonido de una catapulta y el derrumbe de uno de los numerosos hogares, los hizo retroceder y buscar un refugio cercano y un poco alejado de la horrenda situación que acontecía.

—Oye...

Las manos de Johan, golpeadas y cansadas, temblaban del miedo. ¿Qué pasaría si no las encontraban? ¿Qué haría si uno de los caballeros las había herido gravemente? Él estaría destrozado; demasiado herido.

Johan no podía perder a Akko; él no podía permitir que alguien la tocara. La niña que crio después del fallecimiento de su esposa; la pequeña niña que le pedía que le leyera cuentos por las noches; la inocente niña que lo esperaba con una sonrisa en los labios luego de acabar con un trabajo.

«No». Él no lo permitiría y mataría a quien se atreviera a ponerle una mano encima.

—Johan —llamó con suavidad logrando que la viera—. Ellas están bien. Las encontraremos.

Por su estado inquieto y temeroso, Angélica aseguró sus dudas.

Él estaba reviviendo un trauma y necesitaba de una mujer o compañía fuerte para guiarlo. Con su vestimenta igual de sucia, al haber sido arrojada y lastimada sin cuidado por uno de los hombres, se puso de pie incitándolo a hacerlo también, sin embargo, el estrepitoso sonido de una roca chocar contra unos hogares y caer al suelo, los devolvió a los dos a sus posiciones anteriores.

Johan atrapándola contra su pecho, cubriéndola de las pequeñas rocas y tierra que apenas salpicaron en su dirección.

—Necesitamos un buen techo.

Él conocía bien el protocolo.

Venían las flechas.

—¡No los dejen escapar! ¡Quiero que algunos se dispersen, ahora!

Saliendo de la casa en derrumbe y se apresuró con Angélica al negocio bajo su nombre, topándose con el desastre de los frutos y vegetales, y unas gotas de sangre en el suelo. El corazón de Johan se aceleró cada vez más y Angélica buscó en la parte trasera sin éxito.

—No están aquí. No deben estar lejos.

Johan no respondió, teniendo la mirada perdida en las manchas rojas. «¿Akko...?»

Bosque Mágico (Diakko♥)Where stories live. Discover now