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''Ojos azules''

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Narradora Pov

«Diana...». Su nombre se repetía una y otra vez en su mente mientras su mirada se perdía en el techo de su habitación. Era de mañana y tenía que bajar a desayunar antes que su padre la llamara, pero... en ese momento sólo quería permanecer ahí, reviviendo una y otra vez ese recuerdo donde la guardiana brillaba tan intensamente como las estrellas y le decía... su nombre.

Su cabello era largo rubio, sus ojos eran de un azul profundo y sus rasgos faciales eran simplemente... únicos. No había visto a una persona tan hermosa como ella y dudaba verla algún día. Era única. La guardiana era alguien extraordinaria y ella la había encontrado. El sentimiento de felicidad que la llenó, la hizo contener una sonrisa con sus dientes tomando su labio inferior.

Nuevamente su mente viajó a aquellos vivos recuerdos donde tuvo la oportunidad de verla y escucharla a la vez. Actualmente la guardiana se estaba mostrando más seguido y eso le gustaba. Le gustaba demasiado, ya que significaba para ella que estaba entrando en confianza.

Aún no la había visto tocando su instrumento de cuerda, pero añoraba e imaginaba verla tocar algún día. Sus dedos moviéndose con lentitud y delicadeza en cada cuerda mientras sus parpados permanecían cerrados disfrutando con profundidad de la melodía transmitida. Sería una imagen simplemente hermosa y apreciada por ella.

Parecía un sueño. Todo lo que había vivido hasta entonces con la guardiana parecía algo sacado de un cuento ficticio. Ella hablaba con alguien fuera del mundo donde pertenecía. «¡Es magia!». ¡Ella había descubierto una fuente de poder muy superior a lo que la mujer Croix trataba de hacer! «¡La magia es poderosa!», pensaba. «¡La magia puede ayudar a las personas!», era lo que se pasaba por su mente.

Sin embargo, la realidad era otra. La magia era peligrosa en manos equivocadas. La guardiana le había explicado con anterioridad la responsabilidad que conllevaba, y Akko lo entendió perfectamente cuando cumplió dieciséis años. Y ahora con casi dieciocho estaba pensando en cómo conseguir que la guardiana confiara más en ella: que enfocarse en el futuro que le preparaba su señor padre.

Un futuro que no lo había pensado mucho, honestamente. Pero de algo estaba segura: comprometerse no estaba en sus planes y si tenía que irse con su tía Bertha para que su padre no la uniera con alguien, lo haría. Aunque le dolía de tan sólo imaginar que se alejaría de su gran hallazgo.

Suspiró y una vez más volvió a recordar a la guardiana. Su piel parecía de porcelana y desde "lejos" podía imaginar lo suave que debía ser. Su vestimenta era peculiar y le gustaba. Se había acostumbrado a verla siempre de esa misma manera que al final le termino encantando. El blanco le quedaba perfectamente y los pantalones también, a pesar de que era un atuendo completo.

Su mente viajó a un punto que la hizo mirar inconscientemente su mano derecha. Esa vez... la guardiana se había acercado lo suficiente como para intentar tocarla. Esa vez... estuvieron demasiado cerca, aunque el muro las dividía y en realidad estaban bastante distanciadas.

Akko imaginó como se sentiría... tocar su mano. Sus pensamientos empezaron a imaginar cada vez más creando escenarios que la hacían sentir... bien. Muy bien. Su corazón se calentaba y latía con suavidad. Sus mejillas se ruborizaban y una sonrisa pequeña se dibujaba en sus labios.

Era increíble... «Ella es increíble.»

—¿Akko, estás ahí? —preguntó Johan bajando de golpe a su hija de la nube de pensamientos donde se encontraba.

Bosque Mágico (Diakko♥)Where stories live. Discover now