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"El Guardián del Bosque"

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Narradora Pov

El estrepitoso y nuevo llamado del Árbol, desconcertó a Akko, en el momento que corría y pasaba por el puente sin tropezarse. Sujetándose la cabeza y llegando al otro lado, exclamó el nombre de la dueña una vez más, sin recibir una respuesta a cambio.

Al haber entrado al bosque, sus sentidos y su cuerpo se habían vuelto un poco más sensible. Se encontraba cansada de correr, sucia del polvo levantado por los estallidos de las explosiones, y lastimada por los caballeros y múltiples ramas que tuvo que apartar del camino.

Aun así, logró llegar a su destino.

Ella jadeó, tragó saliva para humedecer su garganta seca e intentar así, con más eficiencia, recuperar el aliento. Mientras miraba con sus ojos cansados como, la persona que buscaba, se daba la vuelta para verla con el mismo semblante indiferente de siempre.

Akko apretó los puños, estando otra vez al borde de las lágrimas.

Rápidamente y sin pensarlo mucho, corrió a sus brazos, aferrándose a su cuerpo.

—D-Diana... Dia... —soltó aliviada, para después llorar.

Akko dejó de contenerse, mojando y arrugando las prendas blancas que agarraba con fuerza. Ella tembló, recordando cada hecho viviente en su pueblo; cada muerte contemplada; y cada grito escuchado.

Se sentía a salvo; se sentía, al fin, segura. Sin embargo, al haber llegado con el único objetivo en mente de encontrarla, no se percató de lo que ocurría en el entorno.

Se sorprendió de no haberlo notado antes.

Sus parpados se abrieron en grande, cuando estos identificaron un cielo rojo, cubierto por unas nubes negras que relampaguearon con fuerza contra los hábitats, donde un número incontable de criaturas vivía. Las nubes blanquecinas que antes admiraba con maravilla, le eran ahora escalofriantes, causándole otro sobresaltó cuando se desahogaron otra vez.

«No...» Inconscientemente, se separó de la guardiana, contemplando ahora el césped perder su color y las islas levitantes que recibieron el castigo de las nubes, caer en enorme trozo hacia el vacío junto con los animales. Ella vio y escuchó el crujir de las rocas, la sequía de las cataratas y lagos cercanos.

Akko miró los cuerpos sin vida de los peces coloridos que se desvanecían lentamente en pequeñas luces circulares amarillentas, parecidas a un centenar de luciérnagas.

Akko miró, como todo, desaparecía lentamente.

Un rugir estruendoso que hizo de nuevo temblar los cielos, captó otra vez su atención, causándole un nuevo sobresalto insano, e impresionándose más por el aspecto dañado del animal que caía sin cuidado a la nada.

El golpe de la caída de otro, resonó en sus oídos. Y, un nuevo temblar descuidado de las tierras donde se encontraba, la hizo caer de rodillas.

«¿Q-qué está...?» Akko jadeó, con lágrimas aun picando en sus ojos. «¿Qué está pasando?» Era una pregunta absurda si lo pensaba coherentemente, pero en su estado, su mente era opacado por las personas que vio morir y seguían falleciendo bajo las manos de los caballeros.

Su corazón bombeó con más fuerza y sus ojos de nuevo se posaron en la atrocidad y el derrumbe del bosque.

Akko se puso de pie y observó temerosa a la guardiana que admiraba igualmente lo que pasaba.

Bosque Mágico (Diakko♥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora