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"Sutil respirar"

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Narradora Pov

—¡Mira esto! ¡Es increíble!

—Todo en este sitio, es increíble —dijo con obviedad—. Ey, espera, ¿A dónde vas?

—A explorar un poco.

—No te alejes tanto.

—Como digas.

Los árboles, las plantas, el césped y los lagos, eran maravilloso. En un bosque donde abundaba la armonía y la magia, había personas sonrientes disfrutando de las comodidades otorgadas por unos animales que le parecían tiernos a unos y horrendo a otros.

La pequeña criatura con una forma cercana a la de un armadillo; que tenía un pelaje bastante suave en algunas zonas, e incluyendo unas garras cortas semejante a las de un reptil diminuto, cargaba en su capa dura de la espalda unas frutas recolectadas.

Los humanos gozaban; los humanos eran felices; los humanos no tenían más preocupación que los limitará a crear grandes hazañas peligrosas; los humanos... cometieron un error al ir más allá de lo permitido.

«Que estorbos...», murmuró con molestia la mujer que se acercaba cada vez más a un nuevo lugar. Sus pasos se detuvieron al contemplar un largo y estrecho puente de madera que guiaba a un hogar junto a un árbol de gran magnitud. Su corazón palpitó con emoción y su cabeza se volteó asegurándose de que nadie la hubiera seguido.

Al dar un paso, escuchó una suave melodía que la hizo fruncir el ceño y sentir nervios. Seguidamente sus ojos miraron con inseguridad la conexión tambaleante que le ayudaría a llegar a su destino; no le parecía seguro, debido a la fuerte brisa que lo movía de manera agresiva.

Tragó pesado y avanzó sujetándose con fuerza de las cuerdas. Cuando llegó al otro lado, sus pulmones se permitieron agarrar aire y sus piernas deliraron haciéndola caer; todo su cuerpo temblaba de miedo. Miró de reojo hacia atrás observando la caída al abismo y, al momento de ponerse de pie, no lo soportó y se desmayó.

«Un corazón débil no vivirá por mucho tiempo», escuchó y sus parpados se abrieron mirando desconcertada lo que la estaba observando a ella; su visión era borrosa y no podía distinguirla, pero cuando lo hizo, no duró ni dos segundos. «No intentes cruzar otra vez», volvió a escuchar, pero esta vez en modo de advertencia y su cuerpo de repente volvió a perder la consciencia.

—¡Mahrya! ¡Oye, Mahrya!

La mujer respondió abriendo sus ojos en sobresalto.

—¿Estás bien? ¿A dónde llegaste?

—Ella... —susurró anonadada recordando pequeñas fracciones de su rostro. Lentamente su brazo se estiró tratando de alcanzar algo o alguien. «Ella...», repitió y otra vez se sobresaltó tomando asiento—. ¡Es una mujer!

—¿Una mujer? ¿De quién hablas?

—De la dueña de este bosque —dijo y giró su cabeza en busca del lugar donde había ido. Al no encontrarlo su entrecejo se frunció, pero de inmediato tomó acción agarrando la libreta y la pluma en su cinturón—. ¡Esto es importante! ¡Un descubrimiento único!

—Espera, ¿viste al dueño del bosque? —preguntó asombrado.

—Sí, estoy segura de que es ella.

—¿Y cómo era?

—Cabello rubio, ondulado y largo. Su vestimenta era... acogedora; su voz cautivó mi corazón, pero, apenas puedo recordarlo; su piel parecía... tan suave y lisa, como el algodón de seda. —Ella sonrió—. Y su rostro... Ella es una Diosa. Una Diosa bondadosa que ayuda a una especie como nosotros.

Bosque Mágico (Diakko♥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora