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"La guardiana"

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Narradora Pov

En un bosque donde todos tus deseos llegarían a hacerse realidad, habitaba un ser cuya edad superaba los cuatrocientos años. Muy pocos la habían visto cuando una vez ese lugar fue abierto para ayudar a una raza que tenía un corto plazo de vida. La que logró verla años atrás decía que era alguien hecha por los mismo Dioses, y otros no paraban de murmurar deseando comprobar lo dicho.

El bosque era maravilloso a simple vista. Todas las preocupaciones de las personas eran abandonadas en ese sitio que tenía como motivo crear vida nueva y prospera que ayudara a los demás. E incluyendo proteger lo que creaba vida y mundos en otros lugares. El Árbol era la fuente de todo poder que guardaba el sitio; la magia del ser también provenía de él.

Los humanos gozaban y sonreían de felicidad mientras bebían de un jugo con leve alcohol que provenían de las frutas de algunos árboles. Estos eran exprimidos y vaciados en vasos de maderas creado por sus propias manos.

Diana los miraba desde la lejanía, y dentro de su interior se sintió feliz de crear aquellas sonrisas. Todo se sentía tranquilo y relajante. En ese momento, sentada en la punta de un acantilado sin final, sus parpados se cerraron disfrutando del aire fresco que movió sus mechones platinados.

Su cuerpo poco a poco empezaba a descansar cómodamente en el césped, sin embargo, sus ojos se abrieron de repente cuando una persona apareció entre sus pensamientos. «Que extraño...», pensó. Lentamente tomó de nuevo asiento y colocó sus palmas a los costados. Sus parpados otra vez se cerraron, pero en esta ocasión utilizó uno de sus más grandes hechizos para ponerle fin a su angustia.

«No está», se aseguró y, seguidamente miró el cielo con el ceño fruncido y cambió su apariencia en un parpadeo. Cuatro largas y esponjosas colas y dos orejas, salieron en un tintineo de campana. Y, otra vez, sus ojos se cerraron en busca de algún rastro que la hiciera inquietarse, sin embargo, no encontró nada.

El bosque tenía muchos enemigos; algunos débiles y otros con mayor poder. Su objetivo, era obtener la magia proveniente del lugar para cumplir con sus deseos más profundos y egoístas.

Diana estaba consciente de ellos, y una vez cada cien años se aseguraba de que se encontraran en sus mundos. No obstante, existía alguien que la hacía ponerse nerviosa cuando se cruzaba por su mente la simple imaginación de verla en persona. Si ella lograba poner un pie en el bosque, sería el final de muchos universos y, seguramente del mismo Árbol.

La magia del bosque era poderosa y coexistía para mantener el equilibrio. Por esa y otras razones, igualmente de relevantes, no dejaría que ninguno de ellos cumpliera con su cometido. Si tenía que atenderse a las consecuencias, lo haría sin dudar.

Sus ojos se abrieron lentamente y su ceño permaneció fruncido por cuestión de unos minutos mientras su mirada estaba en el cielo de color celeste. «No está», se dijo una vez más y se dispuso a ponerse de pie para empezar lo pendiente en ese día.

Una nueva criatura mágica nacería y daría sus frutos en un nuevo habitad que fue preparado con anticipación por la guardiana. Cada cincuenta años venía a su mundo un animal que protegería el bosque en su lugar cuando no se encontrara.

El Árbol no podía morir. Diana no permitiría que eso sucediera. Ella estaba consciente de que la destrucción sería masiva, puesto que, la que era considerada la segunda más fuerte de todos los universos tendría bajo su mano el poder absoluto. Y no dudaría en romper las cadenas que una vez se le impusieron como castigo por un hecho sucedido hace muchos años atrás.

Bosque Mágico (Diakko♥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora