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"Esperanza"

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Narradora Pov

Sus pasos se detuvieron frente a un muro que podía sentir, pero no ver. Tragó pesado y se adentró con timidez sintiendo ahora la calidez y tranquilidad que emitía un lugar extraordinario, único y divino. Lo contempló por unos cortos minutos y avanzó de nuevo con la misma prisa, ignorando al pequeño animalito escondido en el alto césped que la vio con extrañes.

Pasó entre el camino de plantas que se dispersaron de inmediato, sintió a los animales volar sobre su cabeza y costado, pero sin mas, los ignoró y se detuvo frente a un largo puente de madera que era sostenido por unas fuertes raíces con lianas. A la distancia la miró sentada frente a un árbol que tenía una casa hecha del mismo material.

Su corazón acelerado palpitó con miedo, sin embargo, no permitió que el sentimiento la invadiera; no obstante, sentía una distancia indescriptible que la confundía. Poco a poco la figura de la guardiana se hizo más cercana, hasta quedar a un metro de distancia.

Sus parpados estaban cerrados y su postura demostraba serenidad y firmeza. Con lentitud abrió sus ojos sintiendo la presencia y la angustia de la persona que estaba mirándola.

—Buenas tardes, Atsuko.

—B-bue... nas.

Diana la miró de reojo; se puso de pie colocando sus manos juntas detrás de la espalda; y contempló su aspecto irreconocible: pequeñas bolsas debajo de sus ojos, el sonrojes y la hinchazón alrededor de estos, la suciedad en sus zapatos y vestimenta, las pequeñas gotas de agua que caían desde su cabello y las lágrimas secas en sus mejillas; ante sus ojos azules y mágicos, estas no podían confundirse con la lluvia.

La guardiana mantuvo su mirada serena y esperó sus palabras. Pasaron los segundos en silencio donde logró sentir el dolor agonizante que yacía en el corazón de la joven. Y dos minutos después su espalda se inclinó hacia delante, su mano se acercó y la tomó del mentón obligándola a verla.

Los ojos rubíes que antes la contemplaban con un brillo curioso, ahora reflejaban tristeza y dolor. Con delicadeza la soltó y, nuevamente guio sus manos al sitio previo.

—P-puedes... Y-yo... —tartamudeó y agarró de nuevo el dije de su collar—. N-necesito...

Se calló y guardó otra vez silencio mostrando temor a través de sus manos temblorosas y hablar. ¿Qué sucedería si le negara su petición? ¿Qué haría al respecto? En ese momento, Diana, era su única opción; no conocía a nadie más que pudiera ayudarla.

Su cuerpo se estremeció del frio causado por la ropa húmeda que aún conservaba.

—M-mi p-padre e-está... —Hizo una pausa—. ¿P-podrías... a-ayudarme? —pidió en un hilo de voz apenado y asustado, y sin verla.

La guardiana mantuvo su mirada y la desvió para observar por donde había venido, para luego de unos segundos volver a contemplar su cabeza baja. Otros más pasaron para que la tomara de su mentón y de nuevo la obligara a verla. Le sorprendía levemente que aquel sentimiento que la atormentaba en esos cinco días que había estado fuera, se mostrara perfectamente en sus esferas rojas.

Akko tragó pesado y miró a otro lado avergonzada. Ella no se veía bien en ese momento; estaba consciente que su apariencia no era la mejor.

—Un lado diferente —dijo y la soltó con gentileza—. El dolor que sientes, es una de las emociones principales que te ayudarán a entender varios conceptos de la vida. ¿Estás segura de que deseas cambiar el verdadero propósito de ese acontecimiento?

Bosque Mágico (Diakko♥)Where stories live. Discover now