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"Kagari Kioko"

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Narradora Pov

Las bestias volaban y corrían con prisa. Grandes criaturas con un aspecto majestuoso para cualquier ojo humano escapaban de su habitad cuando éste empezó a consumirlos. La guardiana se encontraba entre ellos ayudando a ralentizar lo inevitable. Su expresión se encontraba neutral mientras soportaba el dolor que provocaba el hechizo en su cuerpo.

Otro lugar estaba falleciendo y la magia igualmente decaía. Diana estaba consciente de que el tiempo que necesitaba se agotaba, y debería actuar lo más pronto posible si quería salvar el bosque.

Claramente si el bosque desaparecía, los errores que había cometido también. Sin embargo, uno de ellos perduraría y no podía permitir que eso sucediera. Estábamos hablando de una catástrofe universal, pero temporal. De igual modo no podía aceptarlo.

Movió su mano derecha deteniendo el deterioro a su costado y salvando a más bestias que corrían en vez de volar. La magia se estaba agotando y ellos igualmente perdían sus fuerzas para mantener por mucho más tiempo su cuerpo en el aire.

Su mandíbula se tensó cuando una corriente verdaderamente dolorosa viajó por todo su lado izquierdo, mas sin embargo no deliró y se mantuvo firme. Al pasar los minutos el lugar colapsó y la guardiana observó, desde una distancia lejana, como se dividía en pedazos pequeños y grandes que caían al vacío.

Sus pies no tocaban el suelo, aunque en ese sitio, no existía uno. Sus manos se encontraban juntas detrás de la espalda y su expresión era de completa indiferencia, pero por dentro una ira e impotencia yacía.

Se tomó unos segundos para retirarse y procurar que ninguna de las grandes bestias resultara afectada. Los examinó desde arriba buscando algún síntoma o rastro, y cuando lo encontró no dudó en hacerlo levitar como ella.

El animal bufó y movió su cabeza de un lado a otro en disgusto de lo que comenzaba a sentir. Diana ladeó la cabeza y observó cómo su costado derecho se tornaba de un color negro con puntos blancos.

La bestia la miró entristecido y preocupado. La guardiana sabía que su manada lo esperaba mientras lo contemplaban desde abajo. Los animales hicieron un sonido de llamado parecido a un aullar. Diana los escuchó y los vio de reojo sin necesidad de mover un musculo.

La bestia aulló débilmente a la guardiana y sus ojos le empezaron a rogar. Demoró un segundo. Solamente un segundo el contacto visual que tuvieron, y sin titubear o moverse lo partió en dos manchando su prenda blanca de su sangre azul. Los pedazos de carne se deshicieron en el aire y una esfera de color celeste flotó frente a ella.

Sin ver a los demás animales que perdieron su hogar, se retiró a gran velocidad con intenciones de volver y buscarles después uno nuevo. Al llegar al gran Árbol, sepultó con ayuda de su magia la esfera en la tierra alimentándolo para así otorgarle un poco más de tiempo.

Escuchó unos pasos poco lejos del lugar, y luego un llamado. Diana cerró los ojos por un momento para pensar, y después apareció a un costado de la persona que esperaba su presencia. Akko se asustó por la repentina manifestación y la miró con sorpresa notando enseguida las manchas azules en su rostro y vestimenta.

—¿Qué es eso? —consultó intentando tocarlo.

—Es sangre —respondió sin vacilación.

—¿E-es tuya? ¿E-estás bien?

Bosque Mágico (Diakko♥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora