Bosque Mágico (Diakko♥)

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"Sólo palabras..."

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Narradora Pov

—¿Estás lista?

—Sí...

—¿Segura? ¿No te hace falta nada?

—No, Andrew. Estoy lista.

El joven asintió con sus manos en los bolsillos de su chaqueta y le sonrió amigablemente.

—Entonces, podemos irnos.

—Sí —volvió a responder no sintiéndose... muy bien.

La última conversación que había tenido con la guardiana, hace aproximadamente dos semanas, la había dejado con los ánimos en el suelo. Su cabeza daba muchas vueltas y su corazón no dejaba de latir dolorosamente contra su pecho. Akko deseaba que en esa noche que asistiría al evento con Andrew, pudiera distraerse un poco.

El pequeño show de talentos que se llevaría a cabo en el pueblo, no demoraría en comenzar. Su mejor amigo Andrew, había cumplido con las palabras que escribió en aquella carta. El joven llegó puntual, aunque se le veía un poco exhausto. Akko aún no le había hecho ninguna pregunta, puesto que, luego de unos meses lo había visto otra vez en ese mismo día.

La castaña estaba segura que llegaría, pero, internamente deseaba que no lo hiciera. Quería espacio; quería pensar un poco y desahogarse sin que nadie la viera. Le dolían las palabras y el tratado de la guardiana hacia su persona, simplemente porque era... humana. La raza que dañó gravemente el bosque mágico.

Aunque Akko pensara que no tenía culpa alguna de lo ocurrido, aun así, se sentía responsable. Ella era humana, e intentaba, aparte de hacer que un ser mágico ayudara nuevamente a los de su raza, hacer que le atrajera un poco; que sintiera lo mismo que ella sentía. Era complicado, y muchas veces había tratado de llamar su atención y dedicarle miradas llenas de cariño y admiración, pero parecía no ser suficiente.

¿Qué pasaría si la guardiana sintiera su tacto? ¿Qué sucedería si tocara, al menos la punta de su dedo índice? No lo sabía, mas sin embargo, quería averiguarlo; no obstante, tampoco podía hacer tal acción. No deseaba incomodarla; no deseaba alejarla; o, peor todavía, no deseaba que la echara del bosque por invadir su espacio personal. No podía soportar el pensamiento de que, lo último entrara en la lista de posibilidades.

Le había costado años acercarse a Diana como lo estaba en ese momento. Sin embargo, dolía que no confiara lo suficiente como para contestar sus preguntas o contar sus secretos. Y, muy profundamente lo entendía. Era obvio porque no lo hacía; pero... tal vez estaba esperando mucho.

—¿Estás bien?

Akko parpadeó saliendo de sus pensamientos y volteó a verlo con una expresión confusa.

—No has dicho mucho —le aclaró sonriente—. ¿Cómo han estado las cosas? ¿Todo está bien?

—Sí. Todo está bien. Gracias por preguntar. Y... lo siento, estaba pensando.

—¿Puedo saber? Sabes que me gusta conocer lo que se te cruza por la cabeza —comentó divertido.

—No es importante —le contestó sintiéndose... un poco incomoda—. Gracias por invitarme.

—No es nada. No te he visto hace... muchos meses. Es probable que abandone ese trabajo y vuelva al pueblo.

—¿Enserio? —dijo mirándolo con dudas.