Amistades

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Me despertó los golpes de la loca de mi amiga, me pare rápido pensando que algo malo pasaba. Como si fuera suficiente mi vista se nubló de puntos negro por todos lados y un mareo se hizo presente, haciendo que casi tropezará pero pronto llegue a la puerta y abriéndola me encontré a Caro.

—¿Qué sucede? ¿por qué tanto alboroto? —estaba lista, con su vestido de baño y un short enzima, con una salida de baño enzima que no se abrochan y cubren toda tu espalda, tipo gabardinas. Tenía el cabello en una coleta y unas sandalias playeras.

—Te vez horrible.

—Ah! Disculpa por no despertar como una princesa o como en las películas, con el cabello perfecto y maquillaje perfecto —nótese mi sarcasmo —Oh espera ya tengo la solución.

Cerré mi puerta en su cara y espere unos segundos, luego la abrí.

—Lo lamento no funcionó la magia de Disney en mi. Será para la próxima —me encoji de hombros y puse una mirada de decepción.

Soltó una carcajada y dio media vuelta.

—Ya está el desayuno, alistaste bella durmiente que nos vamos que media hora.

Cerré la puerta y me dedique a asearme completamente, me puse el vestido de baño, un short, sandalias playeras y una camisa de cuadros roja con negro, solo la abotone dejando los dos botones de arriba. Me solté el cabello y me puse protector solar, cogí un bolso pequeño que prepare en la noche anterior y baje a desayunar.

Al bajar las escaleras vi la correspondencia y empecé a revisar, eran cartas de trabajo de mamá, invitaciones y otras cosas que no me importaban y una invitación a la boda de mi padre.

Lo que me faltaba.

—Preciosa, me encanta —reacciono y hablo, Alargando la a de preciosa.

—Qué es eso que huele tan rico?, panqueques, mmh que delicia.

—Bien, pasaremos por el mercado a comprar las cosas que llevaremos —asentí, ya que mi boca estaba ocupada deleitando esta exquisita comida.

Después de terminar me pare del island y puse las manos en el, inclinándome hacia ella, por lo que enseguida quitó la vista del celular y me observó.

—Quedó exquisito, quién diría que no sólo sabes hacer cereal, ya te puedes casar es oficial —Nos empezamos a reír hasta que el chiste perdió su gracia.

—Vamos, ya es hora.

Compramos algunas cosas y luego llegamos a la dirección que nos dieron.

Era grande la casa, era lujosa y espléndida igual que la mía. Para mí no era la gran cosa. Pero para Caro si lo era se le notaba a metros su emoción, sus ojos tan sorprendidos y ansiosos.

—Puf, sólo es una casa más —solté así nada más, ya me estaba hartando su actitud —Me gusta mas la tuya.

Nos dejó pasar el portero personal de la casa, seguro ya estaba avisado.

—Se que es una casa, pero admite lo esta super cool, es más se parece a la tuya.

—Admito que es igual a la mía de aburrida, tantas puertas y cuartos sin usar, una casa vacía es solo una casa, no un hogar, es aburrido —apartó la vista riendo bajo, su casa era increíble también y en ella vivían sus dos hermanos, Mathy Y Clark, que eran menor que ella.

—Si pues, me gustaría tener la casa sola y no con niños locos corriendo en ella y derribando todo a su paso —sacó su teléfono llamando y avisando que llegamos, fue evidente ya que salió Matías.

Tenía una playera verde de flores y una pantaloneta, le dí la vuelta a la fuente y nos bajamos sacando la bolsa de algunas cosas que compramos, el nos recibió con una sonrisa y la puerta abierta.

—Se ven preciosas, adelante las estamos esperando —,asentimos con una sonrisa.

Al entrar la casa era grande y muy lujosa, Desbordaba belleza por doquier, se notaba que eran amantes a la elegancia. El piso brillaba más que mi futuro, y todo los pequeños y grandes objetos que están en ella. Grandes lámparas que de seguro iluminaban de un muy bello color, los colores dándole un toque sofisticados al interior. No parecía una casa sola, aunque lo dudo.. Me dirijo a donde se oyen las voces y nos encontramos a Felipe, Carlos, Theo y a Lucas. Estaban riendo y discutiendo de cosas que al notar nuestra presencia se callaron y se acercaron a saludar, menos Lucas que solo bajo sus lentes oscuros dándonos una mirada para luego subirlos y seguir con su conversación.

Le pedía a Carlos que me acompañará a la cocina a sacar las cosa y ver que nos comeríamos.

Carlos saco todo para llevarlo a la cava y a la mesa de afuera.

—Lucas, ¿es un egocéntrico, no te parece? —no aguante mas y le dije lo que pensaba —Se que es tu amigo, pero enserio es un idiota.

—Si a veces puede serlo, vamos —asentí y volvimos afuera, donde Felipe lanzó a Caro al agua a la fuerza por lo que Carlos y yo reímos.

—Luego vendrán unos amigos más, son buena onda espero y se lleven bien, son muy cercanos a nosotros —colocamos los aperitivos y demás en la mesa y nos sentamos en dos sillas del otro lado de la piscina, solos.

Charlamos de muchas cosas, Carlos era muy interesante y tenía un buen sentido del humor.

—Oye! Mad ni te ha caído una sola gota de agua —Matías salió de la piscina en donde estaba Caro, Felipe y el y creo que próximamente yo.

—Y... -yo sabía que me lanzaría, me pare de forma rápida y empecé a retroceder, en cuanto vi que apresuró el paso corrí y empezó a perseguirme, hasta que tomo mis piernas y se agachó para subirme en su hombro haciendo que mi cabeza pegara con su trasero.

—No, no, bájame ya! Matías. No quiero bañarme.

—¡Pero si apestas! creo que no te has bañado, ¿te haría bien un chapuzón no te parece?

—Eso no es cierto —comencé a patalear y a forcejear pidiendo que me bajara, hasta que me di cuenta que era inútil y no me resistí.

Me bajó con cuidado, estamos cerca de la piscina y nos observan los demás.

—No me lances si? te daré lo que quieras, un pudín, helado. Ay! por favor hombre déjame en paz! —eso solo lo hizo reír y acercarse más, haciéndome retroceder.

—Sabes que quiero —odio que usen el suspenso en mi, pero no me molesta usarlo —Que te metas en esa piscina, sin resistirte.

Tenía una sonrisa pícara y ya no me quedaba más que dejar de resistirme.

—Esta bien tu ganas, pero deja que me quite la camisa —el asintió y su sonrisa aumentó ya que evidentemente me la quitaría enfrente de él, cosa que no me importo mucho.

La desabroche y la lance al césped, note que no me quitaba la vista así que chasque los dedos en su cara y al hacerlo me abrazo tirándome con él a la piscina. Lo demás fue borroso y al salir de ella él seguía abajo del agua y salió mojándome con su cabello la cara. Nos comenzamos a reír.

—Eres un estúpido, me las vas a pagar —lo amenace con el dedo y le arroje agua.

Deadly LoveOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz