Dos tu.

10 1 0
                                    

—Tu padre. El no lo quería cerca.

—Solo porque fueron novios antes de que se conocieran ustedes, es ridículo —señaló —Solo digo.

—Bien, es hora de que descansemos ya, es tarde y estoy muy cansada.

Tenté el terreno por última vez.

—¿Te imaginas dónde te hubieras quedado con Bill y tenido una hija? —su cejas se levantaron y sus ojos se abrieron. Apretando la mandíbula.

Justo en el blanco. Tal vez fui muy ruda.

Hizo como si no escuchara y se fue. Me quedé sola, en el sofá pensando.

Me quedé dormida en el sofá, era muy cómodo y de tanto pensar me quedé sumida en el sueño que no pensé que se presentaría.

Me estaban moviendo de un lado a otro y me acomode mejor hasta que me gritaron.

—Maddie.

Salte y rodé hasta caer en el piso.

—¡Auch!

Golpe duro, claro era el maldito suelo, ¿cómo no me iba a golpear duro?

Me levanté lentamente y me senté de nuevo en el sofá sobrando mis partes afectadas por la caída.

—¿Por qué tienes que gritar? Ni que nos estuviéramos incendiando o fuera el fin del mundo.

—Lo siento, tengo prisa y tu señorita debes estar lista. Desde hace mucho debiste estar lista.

Ah?

—¿De qué hablas? Son vacaciones.

—¿Cómo qué de qué hablo? La boda —puso una mano en el sofá.

—Mierda, la boda —me alarme.

—Maddie —advirtió. ¿lo dije en voz alta? Ups.

—Lo siento, ya me alistó.

Me levanté despacio y con toda la calma del mundo.

—Ya viene la maquilladora y la estilista.

Bostece —no tiene que venir.

Ella sonó la punta de su zapatos contra el piso, impaciente. Llamando mi atención.

Se cruzó de brazos.

—¿Cómo que no? deprisa, está haciéndose tarde, le diré a Nadine que te prepare de comer algo —se detuvo —.mejor no, te inflarás y no te entrara el vestido. Ayunas.

Asentí y me fui a alistar.

Ya con el vestido baje y desayune en lo que llegaban las señoras que me arreglaran.

Mamá sabía que yo solo me haría algo sencillo y me solitaria el cabello.

—Es tan complicada y obstinada.

—Te escuche, ¿adivina a quién saliste?

Ni siquiera me dejaron opinar, Tania ya les había dicho que me harían.

Me puse mis audífonos y dejé que me hicieran, yo no se que.

Al terminar Tania tenía una sonrisa de satisfacción en su rostro.

—¿Y bien? ¿Tan mal quedé? —bromee.

—No seas estúpida, quedaste perfecta, ya puedes irte, anda.

—¿Por lo menos puedo irme en mi auto?

Nota, tape mis heridas con base, ni siquiera se notaban.

Afirmó y tome mi celular y me fui.

Deadly LoveWhere stories live. Discover now