¿Eres real?, ¡incluso estas riendo!

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—Harry estoy tan cansada —me tumbe en su hombro y descanse ahí.

Caí otra vez, pero sentía cada movimiento, me cargo y caminamos por un buen tiempo.

Abrí otra vez los ojos y puse mis manos en su pecho y él se detuvo.

—Mierda, Harry, ese cuadro está vivo —podía ver muy bien como los colores se fusionan, se movían lentamente por todo el cuadro. El se rio muy bajito.

—Estoy drogada, shit, incluso estas riendo...

Llegamos a un habitación y me sentó en la cama, yo estaba que me tumbaba, pero me despertó.

—Quítate la ropa y ponte esto.

—Te estas aprovechando de mi, verdad? —puso una cara seria y luego resopló.

—Por supuesto, cómo podría desperdiciar una oportunidad tan buena —lo mire mal —deja de decir bobadas.

—Date la vuelta.

Me di la vuelta y me saqué la blusa que estaba llena de vómito, pasé a ponerme una camisa que era el doble de grande que mi cuerpo. Por lo menos cubría algo. Y también la falda, tenía los ojos cerrados, pero sabía lo que hacía y me tumbe en la cama esta vez quedándome dormida por completo.

Mi cabeza quería explotar, había mucha luz, casi que no podía abrir los ojos de un todo. No tenía la menor idea de donde me encontraba en éste preciso momento. Mire a todos los lados y no encontré señal de nadie, no era mi habitación eso era claro y tampoco había estado aquí antes. El aire que se respiraba era totalmente masculino, los colores y el diseño de cada cosa que adornaba la habitación.

Recuerda que sucedió la noche anterior.

Lo poco de lo que me acordaba era de que fui al club y estar con un grupo de chicos, derrame una bebida a una chica y casi me secuestran.

Espera, ¿que?. Carajo! Me secuestraron.

No, no.

No, si me hubiesen secuestrado no estaría en tan buenas condiciones, de seguro. Recosté mi cabeza en mis piernas, tratando de hacer un esfuerzo por recordar lo más mínimo, algún detalle que me ayudará.

—Bien, ya despertaste —la puerta fue abierta y una voz masculina se hizo presente.

—¿Harry? —ahí estaba, sin camisa y solo llevaba una sudadera, en una mano tenía un vaso de agua.

—Toma un poco, te sentirás mejor —me brindó el vaso y espero a que lo terminará.

Tome la pastilla con el agua.

—¿Cómo llegué? —deposite el vaso en la mesita y me dedique a escuchar su respuesta.

—Te traje —se encogió de hombros y camino hacia la silla del escritorio.

—Eso es obvio, espera... acaso? —Ay! no Dios, que hice?

—No, ¿decepcionada? —su tono burlón me saca de quicio.

Bufé y puse los ojos en blanco.

—¿Estamos en tu casa, me imagino? —cuestioné.

—Correcto.

Un incómodo silencio se hizo presente y no sabía que decir, tampoco el se dignaba a decir algo.

—¿Acaso ocasione muchos problemas? —mi cara de angustia era evidente.

—Mmm, si llamas problemas  a consumir drogas, ser el hazmerreir de la noche, ocasionar peleas y no se cuantas cosas más, tal vez un poco.

Estaba tan sorprendida que de cosa que mi quijada no se me callo en las manos. Tierra tragarme.

—¿Es broma cierto? debe serlo —frote mi cara con ambas manos y luego la hundí en mis piernas.

Soltó una carcajada sonora, era ronca, pero tan satisfactoria como cualquiera o incluso mejor que otras, nunca lo había visto reír así, o escuchado a no ser de forma sarcástica. Levante mi rostro confusa y lo observe.

—Por lo que se, solo consumiste y casi ocasionas una gran pelea, si hiciste algo antes de que yo llegara, no sabría que.

—Consumí y una pelea, bien no he muerto aun, debería hacer una fiesta, algún día voy a terminar en una zanja —aún mantenía su sonrisa y eso me daba a entender que había algo más o eso creía.

—¿Hice algo raro, cierto? —meneo la cabeza a los lados.

—Algo...

Deadly Loveحيث تعيش القصص. اكتشف الآن