Solia creer

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—¿Quieres intentarlo, Mad? —Theo me pregunto, cediéndome la silla.

Me senté, asintiendo.

—Ehh, elijamos a un oponente, alguien que no sea tan experto, no queremos que te humillen —se burlo y lo golpee en la pierna, recibiendo una queja de su parte.

Le gane a mi oponente.

—¿Quien quiere jugar otra ronda?

—¿Desde ya buscando ser humillada? —habló mientras se sentaba en la silla.

Rodé los ojos y casque las lengua —¿Jugaras o no? —demande.

¿No podía ser otro?, me tiene un rastreador, estoy empezando a creer que le encanta hacerme la vida imposible. Se arrecosto en la silla, estirando sus largas piernas, que si yo estiraba las mías, probablemente me toparía con las suyas. Su traje estaba abierto, mostrando su camisa ajustada al torso. Theo revolvió las cartas y dejó el maso en la mesa. Tome mi carta y luego él la suya.
Solo se podían hacer dos preguntas acerca de tu carta. Respondías únicamente si o no.

—¿Quieres poner reglas en específico? —pregunte. Mirándolo ansiosa. Pensó tocando con la punta de sus dedos la mesa.

—Una partida, cinco tragos al perdedor, fácil y rápido —.propuso.

Realmente no aspiraba a ganar, pero odio perder. Lastima mi ego. Haré lo mejor, no es el fin del mundo.

—¿Tú carta es un número? —lanzó su primera pregunta. Me miraba tan pasivo, esperando mi respuesta.

No, era una letra.

—Si —, calmada y mirándolo a los ojos hablé. Mentí. No pareció protestas, así que asintió.

—¿Tú carta es una letra acaso? —le seguí.

—Si —contestó, confiado.

—¿la palabra tiene un solo sonido al pronunciarla? —seguí con mi última pregunta.

—No, y la tuya? —aún tranquilo, pero había algo que no me cuadraba del todo.

—Si —dije la verdad esta vez.

Creo que su carta es una letra. Al ver su carta, miro el mazo y luego a Theo, tengo la sospecha de que tiene una letra que no es muy común que salga, difícil de adivinar, nadie creería que te saldría. No si tienes suerte. La k, Q, A. Tres opciones y solo una puedo elegir.

—Anuncien sus resultados finales —Theo aviso.

—Tú carta es una K —se acomodó en la silla, apoyando sus antebrazos en sus muslos.

Sonreí levemente.

Así que decidí, solo sería esta vez.

Con Theo a mi lado, le susurré al oído mirando a Lucas, mientras él levantaba sus cejas, sin saber que hacía.

—Su carta es una A —le dije a Theo y me miro.

—Tú carta es la Q —incline mi cabeza a un lado. —felicidades. Ganaste.

Puse mi carta en la mesa y el doblo su carta ágilmente hacia mi. Efectivamente el adivino mi carta y yo perdí. Sonrió, se le notaba que no podía aguantar las ganas. Estaba orgulloso, con su ego por las nubes. Al contrario, mi ego estaba en el piso, debajo de su zapato. Cual es el problema, ese era el punto.

Si yo mentí, él también puede haberlo hecho.

Debía tomarme cinco tragos, perdí.

Theo los sirvió. Mirándome molesto, le sonreí, solo es un juego bobo. Comencé a beberlos, en el tercer trago ya me había mareado, por la rapidez en la que me los iba bebiendo. Pero aún así no pare. En ningún momento le quité la mirada a Lucas. Al terminar de beber llagó Caro.

Deadly LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora