El rojo no es tu color

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En serio vida? Juegas tan sucio conmigo, ¿por que tenía que ser el? ¿No pudo ser Obama? Ok no, es imposible, ¿pero por que el?

Debí arrollarlo con el auto esta mañana. Lástima.

Llegó al lugar donde estábamos y se puso al lado de su padre y enfrente de mi. Quería reír, tenía una marca de labial en su cuello. Ahora si que concuerda todo, vaya chica morena con la que acabó sus asuntos en la cocina. Mejor aguante mis ganas de reír apretando los labios y viendo disimuladamente la hora de mi celular, eran las ocho de la noche y tenía mensajes de Caro, algo urgente que tenía que decirme que si no contestaba me mataría. Sonreí y levanté la vista.

—Tania, Mad él es mi hijo Harry —mantenía una mano detrás de la de su hijo y otra enseñándolo como si fuera una obra maestra pff, Maldita conciencia.

Se acercó a mí madre depositando un beso en su mejilla y pronunciando su nombre, se sonrieron muy amable y luego me miró sonriendo por varios segundos y se acercó dejando un peso en mi mejilla. Al alejarse le di una sonrisa tan falsa. Mi ser por dentro gritaba incomodo, literalmente esto sí que sería incómodo, ya había dicho en mi mente que si iría a ese viaje, Tom me convenció con sus palabras, pero ahora que sé que este idiota es su hijo no puedo ir, no, me niego. El dijo que su hijo iría y estaría ahí que nos llevaríamos bien y pensé en alguien igual a él de dulce y amigable, pero el era todo lo contrario a su padre. Si, le daré una excusa a mamá para no ir o incluso me escaparse pero no iré.

Luego de hablar unas cosas, mamá comenzó hablar con él muestras el señor Tom se alejaba contestando una llamada importante.

—¿Vivías en Miami, cierto?, ¿Que tal?

—Sí señora Tania, es un muy buen lugar, debería ir.

—Si ya he estado allí, solo que no he podido conocerla bien. ¿Y qué te parece aquí?, ¿Todo bien?

—Si, no me quejo —le dio una sonrisa coqueta y me miró, oh por dios que le pasa, está loco! Juro que lo mataré lo juro.

Rodé los ojos y encendí mi teléfono para contestarle a Caro que estaba como loca enviado mensajes, no lo había cogido en toda la noche por que se veía de mala educación y Tania me mataría si pasaba en el y no socializando. Solo sería un segundo nadie lo notaría.

—Disculpen ya regreso, bienvenida Carla —y así se alejó mamá dejando morir sola. Tengo que escapar ya.

Que no diga nada, que no diga nada.

—Es de muy mala educación estar en el teléfono en una reunión así —habló, envíe el mensaje y ella dijo que me llamaría ya mismo. Levante la cabeza y apague la pantalla de mi celular.

—Es de muy mala educación besuquearte con alguien en la cocina de una casa ajena —Le sonreí, fue una sonrisa de estas donde sabes que vas ganando. Su sonrisa se esfumó y su rostro se volvió sin ninguna expresión, frío. Me acerque a su cuello y ni siquiera se movió.

—Deberías limpiarte ese beso del cuello, el rojo no es tu color —sin más le sonreí y en ese instante vibró mi teléfono era Caro llamando, me aleje victoriosa y conteste en el patio donde había gente, rodee a las personas y me fui a sentar a una de las mesas solas.

—Mad, te voy a matar, en serio quieres que muera? No verdad, entonces contesta esa mierda de teléfono. ¿Como la pasas querida? —esos cambios de humor tan repentinos y ataques que le dan.

Me reí y espere a que se calmara para poder inicia.

—Ey! tranquila loca, ya termine de llamar al loquero diciendo que te escapas te y sin tus pastillas. Tranquila aquí estoy yo para salvarte —Ella resopló y yo me reí.

—¿Que tal la fiesta?

—No tan mal, pensé que los hombres con trajes eran aburridos, pero son muy interesantes.

—Amiga se que tal vez hay muchos hombres guapos y grandes, pero no creo que te guste tener un sugar daddy, se podría esperar más de mí que de ti —es cierto, soltamos una carcajada en unísono que me quedaron viendo algunos de los presentes y enseguida me calme, pensaran que estoy loca y no se equivocan.

—Bien, preferiría que estuvieras aquí —No creo que esta noche sea perfecta y si ella estuviera aquí sin importar lo que pasara, lo sería, porque ella estaría para apoyarme.

—Mad, sabes que yo también lo quiero, pero mis padres llegaban hoy y pues tenía que recibirlos con mis hermanos. Y ahora estamos en un restaurante, con los locos de mis hermanos haciendo desastre —se escuchó la demostración de la voz de los pequeños y como los mandaban a quedarse quietos —Sálvame Mad, código rojo, código rojo —susurro y los papas y los pequeños se quejaron y luego se escucharon unas carcajadas.

—No lo creo, prefiero estar ahí para ver a esos pequeños volverte loca y disfrutarlo, bien hablamos luego, espero y no te vuelvas loca en lo que resta de la noche si es que no lo hago yo primero con el tal Harry ese —afirme y me di cuenta de que solté la lengua en ese momento, ya no había tiempo de arrepentirme.

—¿Cuál Harry?

—Eh... Bien te pongo al tanto, el chico misterioso resulta que se llama Harry y está en esta reunión ya que es el hijo de un señor muy importante y rico y adivina que? Ese señor está haciendo negocios con Tania y me toca soportarlo porque el señor es un amor a comparación de el y si no ella se enojara por arruinar sus planes.

—Si que te ganaste la lotería —la oí reír al otro lado de la línea y no me agrado para nada, eso me da disgustaba.

—Pues qué grandiosa lotería.

—Cálmate, tienes los ovarios bien puestos, solo finge con esa hermosa sonrisa que tienes —pude escuchar un regaño al otro lado de la línea y Caro quejándose de que su brazo fue pellizcado —Mamá que es ovarios? —se escuchó la voz de pequeño Mathy reí en ese momento.

Nos despedimos rápidamente, luego hablaríamos.

Deadly LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora