Encuentros no deseados

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El chico de aquella noche, ya no me importaba.

—Gracias —baje la cabeza y continúe lo que estaba haciendo.

Sentí su vista sobre mi, pero pensé que si lo ignoraba se iría y ya, pero no lo hizo, se sentó a mi lado y me miró más. ¿Cuál era su problema? Siempre han entrometido.

—Te vez mejor, ¿Lo estás? —levante mi vista y lo vi mejor.

Lleva su camisa abierta dejando ver parte de su abdomen, se veía su cara suave y fresca, era blanca con sus labios rojos y llamativos, sus ojos también lo eran, negros como su cabello.

¿Qué carajos? Dudo que a él le importara eso, estoy completamente segura, igual no tiene que saber la verdad sobre mi estado.

—Lo estoy, gracias por preguntar —le di una sonrisa y decidí pararme de allí, ya que sabía que esto sería demasiado incómodo y era mejor si me iba lo más rápido posible.

Alcance a dar dos paso y ahí él decidió hablar.

—¿Por qué estas enojada?, ¿eres así todo el tiempo? —maldije internamente y me di media vuelta, encarando.

—No, lo estoy y no lo soy —levanté mis cejas ligeramente.

—Bien por qué no deberías ser grosera con las personas que te ayudan —se encogió ligeramente de hombros y tomo un vaso con alcohol de la mesa, tomando.

¿En serio?, me estaba echando en cara lo de aquella noche, genial.

No me esperaba menos. No me sorprende la verdad.

—Espera.. Me estás echando en cara lo que hiciste? Es demasiado patético y jamás te pedí que lo hiciera, es más te dije que me dejaras en paz —me crucé de brazos y recosté mi cadera a el island.

—Tómalo como quieras —se encogió de hombros.

—Deberías irte ya, Amanda se preguntará dónde estás —le señalé con mi cabeza dándole a entender que se tenía que ir.

Que se valla por favor.

No, solo sonrió, sonrió de forma maliciosa.

—¿Estas celosa? —Ah y a parte de iluso es directo, ok. Que quite esa cara de burla ya! Es molesto.

—Para nada, ¿por qué lo estaría?

—No lo sé dime tú —dio un paso adelante y levantó su mentón.

Si que era demandante y su expresión era nula.

—Patético —susurré —sabes no me sorprende que un tipo como tú esté con Amada son tal para cual!.

No pensó si pregunta, fue directo.

—¿A si?, ¿Y como soy? —dio otro pasa más cerca de mi.

Oh no, diablos por qué me tiemblan las piernas, tengo miedo? No, o si? Es demasiado intimidante.

—Responde me, me gustaría saber qué es lo que pasa por esa cabeza tan ingenua —aun seguía cruzado de brazos y más cerca.

—No. No lo hare, tu debes de saber la clase de persona que eres y no soy quien para decírtelo. Sabes?... puede que sea ingenua pero por lo menos lo sé y no ando preguntando lo.

Iba a responder pero llegó Felipe y me llamó.

A lo que agradecía, fui salvada por la campana.

El podrá ser intimidante, frío, guapo y todo lo que quiera, pero no me voy a dejar humillar por un hombre, no lo haré. Si, su presencia me hace sentir rara y no se que mas pero es solo por que es un desconocido o yo que se. Prefiero tenerlo lejos de mi.

Ya era de tarde y todos nos fuimos a la playa, ya que la casa de Caro queda por la playa y siempre terminamos esa fiesta en la playa con una fogata. Estaba sentada al frente de la fogata y habían más chicos hablando, bebiendo y riendo alrededor de ella y por toda la playa.

Revise mi teléfono y era un mensaje de mi padre.

-Hola hija, como estas? Solo quería saber si vendrás a la boda, sabes que es muy importante para mi que asistas a ella, te estaré esperando . Te quiero, cuídate.

-Papá.

Genial, no quiero asistir, pero Tania dice que debo ir, porque luego papá la culpara, por meterme cucarachas en la cabeza.

Bueno la nueva familia de papá es muy buena y generosa, me caen bien y ellos no tienen la culpa ni yo, de la decisión que tomó, esta bien yo la respeto y puedo entender que no era feliz con Tania ni conmigo, pero demonios si que duele saber que no puedes hacer feliz a tu padre y que otras personas si. Yo lo amo y aunque duela que me haya dejado se que será feliz con su nueva familia y tengo que perdonarlo, él se esfuerza y no me quiere alejar eso es lo que él me dice. La boda será mañana por la mañana y en la noche la fiesta, tengo que pensar si en realidad iré y si no que le diré a él.

Recuerdo todas la veces que hacíamos viajes repentinos familiar, solo éramos los tres. Hacíamos fogatas, todos los domingos nos metimos a la piscina y hacíamos parrilladas y cosas así. El siempre tenía una sonrisa a pesar de su trabajo, es arquitecto uno de los mejores, el diseño muestra casa y la ayudó hacer posible.

La primera vez que me empezó a gustar un niño y me rechazo e humilló delante de toda la clase por ser muy infantil, se lo dije a mi padre y el calmo mi llanto, me explico todo lo que tenía que saber a esa edad y me dijo que él era un niño inmaduro, ambos lo éramos y que no era mi edad, que esperara ya que todo tiene su tiempo. Siempre me hacía sentir bien siempre que podía, no quería perder eso.

—¿Todo bien Mad? —preguntó Carlos sentándose a mi lado y tocando mi hombro.

—Si, solo pensando y tu que tal la pasas? —asentí y le regale una sonrisa, esperando que eso lo convenciera no quería hablar sobre el tema. No ahora.

—Comprendo, bien las chicas son super guapas y las bebidas están de maravilla, vamos a jugar vóleibol quieres jugar?... —hizo un puchero rogándole —Anda vamos serás de mi equipo y mi equipo nunca pierde —me guiño el ojo, yo acepte y el tiro de mi hacia la cancha.

Al llegar jugamos con algunos chicos de la otra escuela y ellos ganaron. No nos defraudó eso, solo es un juego y pues las risas no faltaron, al terminar fui por una bebida y me dedique a ver vagamente a todos a mi alrededor, vi a Lucas con chicas alrededor. Patético. Vi a Carlos y Matías con otros chicos hablando de fútbol americano, a Caro hablando con chicas y chicos, también vi al chico odioso con Amanda, ella reía de algo que él le dijo, se veían muy feliz.

—¿Es guapo, cierto? —volteé viendo a una chica de cabello teñido de azul, era linda, baja, me llamó mucho la atención que tenía muchos aretes en sus orejas, se vean demasiado bien y tenía tatuajes pequeños.

Le sonreí.

—Perdona, quién? —Creo que me pillo viendo al chico.

—Harry, el chico que está con esa tal Amanda.

—Me señaló con su vaso a el. Se llama Harry. Puf tampoco me importa su nombre y no quiero saberlo después se me quedó grabado. Mierda ya que.

—Ah! El? Tal vez, pero no le quita lo arrogante que es —bebí un poco más de mi vaso.

—Si, lo es. No tiene relaciones, las pocas que ha tenido terminan mal. Es un poco popular entre más chicas, pero no es mala persona —se encogió de hombros —Soy Mila y tu? —estiró su mano y la estrechamos.

—Maddie, pero me dicen Mad, es un gusto.

—Es un gusto Mad.

Decidí caminar por la orilla de la playa, típico cliché.

Deadly LoveWhere stories live. Discover now