Encuentros

11 1 0
                                    

Otra vez me perdí, terminé justo donde no debía.

Estaban en un salón amplio, lo sorprendente de este era que su techo, era de vidrio y podías apreciar el cielo, solo imagino lo increíble que estaría ver el cielo al anochecer. Habían telas doradas, rosadas y blancas adornando el salón, mesas no tan grandes, comida que con solo mirarla babeabas de lo bien que se veían.
Me acerque a la mesa de comida, mi estómago pedía a gritos algo. Había mucha comida. Tomé un postre de frutos rojos, que a simple vista se veía muy apetecible. Su sabor, era tan exquisito que terminé demasiado rápido.

Puse el plato justo de donde lo tomé y una voz muy conocida e irritante llenó mis oídos.

—¡Pero si es nuestra querida Maddie!

Delante de mí, estaba mis dos primas, Agatha la insoportable e irritante y Bella que la seguía.

Torcí mis ojos.

—Sola, como siempre —hizo un puchero triste —,¿dónde está la tía Tania?, oh cierto!

Maldita, si no estuviéramos en una boda juraría...

—A qué se debe tú escandalosa presencia, Agatha?

—Bueno, supongo que a lo mismo que la tuya.

—¿Cómo has estado, Mad? —Bella dio un paso adelante, con una sonrisa de labios cerrados.

—¿Bien?

Bella y yo estuvimos un tiempo junta, pero Agatha al ver que yo tenía más atención que ella la alejo de mi, al igual que mis otros primos. Es absurdo, igual cuando ella no estaba, todos estaban conmigo. No recuerdo haberle hecho algo, siempre fui buena con ella, compartía mis cosas y la ayudaba, supongo que al crecer se llenó de odio, rencor y envidia, no lo entiendo.

—¿Tienes novio? —no tiene ni un poco de descaro está mujer.

No pensaba responder a eso y si tengo o no es de su incumbencia ese ni otro asunto mío.

—¿Por qué tendría que decirte? —sus cejas mostraron lo sorprendida que se encontraba y abrió los labios para hablar, pero no estaba segura de hacerlo.

—Demoraste mucho para poder volver a comer cualquiera cosa, estoy feliz por ti, pensé que morirías! —dijo Agatha

No dije nada al respecto.

—Cómo sea, ¿Qué es eso? —señaló mi cuello y ahora las dos lo miraban tratando de descifrar que era.

Me lleva el que me trajo.

—Oh, esto? Te lo dejaré a tu imaginación.

Qué incómodo, ojalá llegara un terremoto o algo y me sacara de aquí o a ellas, solo quiero que esta conversación termine.

Asistieron y antes de hablar otra voz se unió.

—Ahí estás, te estaba buscando.

Todas quedamos sorprendidas, Lucas pasó su brazo por encima de mis hombros pegando mi cuerpo al suyo. Mi cara mostraba desconcierto, pero la de mis primas era un dilema, su quijada estaba que se caía al suelo.

Lindo el terremoto que me mandas.

—¿Qué haces? —hable entre dientes, tratando de que solo él me escuchara.

—Salvándote —susurro.

—No lo necesito.

—Mad! ¿Por qué no presentas a tu acompañante? —,Agatha se acomodo su cabello rubio, como si estuviera desordenado, más peinado no podía estar.

Deadly LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora