Deseo

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—Tranquila, pronto desaparecerá, seguro ya te ha pasado antes —ahora si que me dejo sin palabras.

Bufé —,Vaya te deje sin palabras —parece que leyera mi mente.

—Seguro.

—Me felicito, siempre tienes algo que decir y nunca te callas —no se si tomar eso como un insulto o un halago.

—¡Wow! Me sorprendes, en serio —levantó su comisura derecha y se acercó, mucho a decir verdad.

—Se que te gustó, cuándo quieras lo podemos repetir, tal vez hasta pasa algo más —susurro a mi oído.

Y mi mente se fue a aquel momento que tuvimos, fue inevitable hacer que su voz no me remueva todo, remoje mis labios y él se apartó y como si nada siguió comiendo del plato.

Le quite el plato y el tenedor.

Mi turno.

Tome un poco y lo miré, levantó una ceja y tenia el antebrazo contra la mesa, sin dejar de mirarlo metí el chocolate a mi boca, saqué despacio el tenedor y saboree el dulce chocolatoso, mastique y trague. Ya que tenía toda su atención en mi, porque no jugar con fuego, pase mi lengua por mi labio inferior y luego por el de arriba, dado una vuelta. Su vista se fue directamente a ellos y se mordió el labio. Si! ¿Quién dijo que no se podía?, el problema no es si se puede o no, si no lo que viene con los resultados de tus actos, ignorante.

El momento se acabó cuando la voz de Agatha intervino.

—Parece que ya has superado tu problema, bien!

No dije nada, deje el tenedor en plato y tomé mi celular, mi intención era irme antes de explotar. La mano de Lucas en mi muslo me detuvo. No sé por qué lo hizo, se sintió extraño, Agatha lo noto y se cruzó de brazos esperando que hacía Lucas y yo estaba igual, si él no iba hacer nada, yo me iría de seguro.

Suspiro y me miró, sabía a qué se refería, debía enfrentarla, de nuevo, así costará, luego la miró a ella. Cuando entendí, su agarre tan no era tan fuerte, si no seguro.

—Agatha, cierto? —ella confirmó —¿te importaría? Estamos en algo importante y creo que...no. Estoy seguro de que tus comentarios no lo son.

Ágata se sorprendió. Yo también. Lucas, volteó mi rostro hacia el de el y me asuste. No podía besarme aquí, no. Abrí los ojos.

—No, juro que te matare si me llegas a besar ahora —susurre.

Pasó su pulgar por la comisura de mi labio, limpiándolo de chocolate, mientras sonreía.

—Ya se fue —retiró su mano de mi muslo y la de mi boca.

Me levanté de la mesa.

—Gracias por la velada tan romántica, pero ya me voy. Cuidado con la víbora de Agatha, puede que te enamores —hice un puchero de asco y el negó.

—Lo dudo, no tengo tan malos gustos —me miró y sonrió.

—¿A "no tan mal gusto" te refieren a mi? —hice con mis dedos las comillas, y me indigne. El se levantó de la mesa y llegó a donde estaba.

—Posiblemente.

—Pues con este "mal gusto" no te besará más, supongo que estabas demasiado aburrido —me crucé de brazos.

—No, no lo harás, porque yo lo haré —metió sus manos en sus bolsillo y salió del salón como si nada.

Salí del salón y llegué al auto, y lo vi subir a su auto deportivo negro y se fue a toda máquina.

Subí a mi auto y me puse en marcha.

Cada ves me deja sin palabras.

—Oye! ¿quieres abrir esa maldita puerta?

—¡Esa lengua!

Hice un sonido gutural, estaba muy cansada y tenía mucho sueño, uno no puede dormir un rato por que ya lo quieren desacomodar.

—Vete, estoy dormida.

—Estabas, ahora abre la puerta antes de que la tumbe.

Respondió del otro lado de la puerta.

—Mchh...

Me removí en las sábanas y salí de la cama, camine hasta la puerta y quite el seguro, volviendo a la cama y apoyándome por completo. Por un momento hubo silencio y pensé que se había ido o ¿era mi imaginación?, no, me quito las sábanas dejándome descubierta.

—Ya decía yo.

—No te he visto en una semana, debes salir de esa cama ya!

—¿Una semana?, patrañas! Solo van dos días.

—¿No me extrañas? —hizo una carita de perro y señaló con sus dedos índice su rostro.

Tome mis sábanas y me arrope dejando solo mi cabeza afuera, para verla.

—¿A qué vienes?, fiesta no tengo ánimos, a tu casa tal vez otro día, no te ayudaré en conquistas o citas.

—Ya, ya me quedo claro —Se sentó en la cama interrumpiendo me.

Se rio y me quitó las sábanas una vez más.

—Bien, no las necesito.

Me di la vuelta y quedé boca abajo, sentí que se subió a la cama, porque se undio y antes de ver que iba hacer ya me había empujado fuera de ella. El suelo me recibió con las manos abiertas y una sonrisa. Me golpee las rodillas, mis manos y de cosa no me partí la cara.

—Pero...

No paraba de reír, está mocosa!

—¿Me piensas matar o que? ¡Estas loca! —me incorpore y la mire, sostenía su barriga y todavía se reía.

—¡Oye!, ¿Por que estas tan agresiva?

—Mira quién habla de agresividad.

—Déjame dormir, si?

Ella meneó la cabeza y se paro de la cama.

—¡Hoy vamos a perrear!

Hice un amago de llorar y me tire en la cama boca abajo. En modo de rabieta.

—No quiero salir contigo ni con nadie, solo quiero disfrutar mis dulces vacaciones, o lo fueron...

—Drama queen, no acepto un no, pasaré por ti a las nueve, más vale que estés lista. Alístate bien, te quiero ver super guapa.

Levante mi cabeza e hice otro puchero, pero no funcionó.

—Eres tan anticuada, cuando sales a divertirte eres la mejor y como veo que necesitas salir.

—Anticuada tú, iré —me rendí.

—A las nueve.

Salió de la habitación y yo no sé cuánto tiempo pasó y sonó mi teléfono. Conteste.

—¡Párate ya de esa cama!

Colgué y me pare.

Deadly LoveWhere stories live. Discover now