Capítulo 34

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Estaba perpleja por el descaro de Ariel al haberse presentado en la casa después de haberse ido de la manera en qué se fue, creí ciegamente en él y a cambio solamente recibí engaños

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Estaba perpleja por el descaro de Ariel al haberse presentado en la casa después de haberse ido de la manera en qué se fue, creí ciegamente en él y a cambio solamente recibí engaños. Después que se fue, volví a la cocina para continuar preparando las galletas que estábamos horneando con Margot, estaba frente a mis hijas y no deseaba que me vieran flaquear; no nuevamente.

—Ya vuelvo voy al baño —indicó Margot.

Para ella también fue difícil volver a verlo, para las dos lo había sido.

La masa estaba en el punto, el olor de las primeras galletas horneadas me hacía recordar la primera vez que horneé algo en casa, fue justamente cuando Margot tenía seis meses de nacida, fue lo primero que hice después de tantas horas de desvelo porque si bien de grande era la más tranquila, de pequeña fue muy traviesa y no durmió de corrido toda la noche hasta que cumplió seis meses.

Desde que quedé embaraza acordamos con Ariel que me dedicaría en cuerpo y alma a la familia que construyéramos, el sueldo de Ariel quien en ese entonces se dedicaba a la venta de seguros nos permitía darnos el gusto de vivir cómodamente. cCompramos la casa con mucho esfuerzo, planificamos todo antes de casarnos, todo parecía perfecto y lo pareció hasta ese día en el que mi propia hija fue la encargada de quitar la mascara a quien yo creía el hombre perfecto.

«¿Volver a comenzar?» Se dice fácil y se piensa fácil, pero no lo es, no al menos para mí. Debo admitir que me he comportado como una cobarde y si bien la visita de Ariel en ninguna circunstancia será agradecida, sí debo admitir que abrió mis ojos, he dejado todo este tiempo la responsabilidad de la casa en los hombros de mis hijas, especialmente en los de Raisa quién se ha mostrado más entera que Margot y yo, ante las circunstancias que estamos viviendo. La única ayuda que le di, fue cuando me senté con ella para pensar que tendríamos que recortar el gasto del internet, pero sus notas son el reflejo de mi irresponsabilidad y egoísmo con ella. Es mi hija, no tiene ninguna obligación conmigo, no de esa manera.

—¿Todo bien? —pregunta Margot.

—Si. Sabes, creo que es hora de que comience a buscar un trabajo.

—¿Trabajar? Mamá disculpa que te lo diga, pero ¿En qué? Desde que tengo memoria nunca has trabajado, solamente le ayudabas con cosas a mi papá.

—Lo sé, pero ya no estoy con tu papá y si en algo tiene razón es que las cosas no pueden seguir así con respecto a tus notas y las de Raisa. Margot este año te gradúas, no quiero que pierdas la oportunidad de lograr una beca en la universidad, no después de tanto esfuerzo. Faltan poco para que las clases terminen.

Entre 2 billones de GalaxiasWhere stories live. Discover now