Capítulo 22

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Jacob estaba bastante interesado en descubrir al responsable de aquellas apuestas que llegaban con tanta insistencia y en las cuales, las suma cada vez era más grande

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Jacob estaba bastante interesado en descubrir al responsable de aquellas apuestas que llegaban con tanta insistencia y en las cuales, las suma cada vez era más grande.

Entendía que, así como a él, Margot le resultaba molesta y ofensiva con sus comentarios creyéndose perfecta; podía existir alguien más a quien le resultara más que molesta, y estuviera siendo capaz de apostar por verla fallar y cometer errores que aparentemente criticaba, fuera o no, su intención. Justo era lo que Tito y Sofía creían, pero aún así. Para él tendría que existir algo mucho más grave detrás, como para llegar al grado de insistencia en la apuesta, que había para ese momento.

No quería dejar a Raisa plantada al no llegar por ella para ir a la escuela, pero tenía mucha más curiosidad por utilizar el tiempo que invertía en ir a estudiar para indagar sobre el responsable de aquellas apuestas, sobre todo porque estaba compitiendo contra el tiempo, lo que habían dicho sus amigos sobre la posibilidad de que alguien más que no fueran ellos aceptara, hacía que todo se complicara más, y las Brino fueran más vulnerables. De haberse tratado únicamente de Margot quizás no le hubiera puesto tanto interés, aunque para esa mañana, la actitud de su cuñada, el día anterior, ya había ganado ciertos puntos.

—¿A dónde vas? —preguntó Facundo en voz alta, desde su oficina.

Estaba limpiando algunas de sus armas.

—Por Raisa, voy a llevarla a la escuela —respondió acercándose.

—¿No piensas ir? —cuestionó al ver que no llevaba el uniforme.

—No.

—Sabes que tenemos un trato, no puedes faltar cada vez que se te pegue la gana. Aún puede venir una supervisora y causar problemas.

—Tranquilo, solamente será por hoy. Además, ya estoy a nada de cumplir la mayoría y con eso se soluciona todo.

—Al menos en eso tienes razón, ya podrás encargarte de los negocios cuando así sea —Jacob se quedó serio—. No me veas así, ya sé en lo que quedamos, pero estoy más que seguro que el tiempo me dará la razón, y en el rato menos pensado vas a ser tú el que me pida ser parte de esto —rio.

—Me tengo que ir —agregó dándose la vuelta.

—¿Te dijeron lo de la apuesta?

—Sí, justo por eso hoy me tomaré el día libre —alegó, sin detener su paso.

Cuando llegó a casa de Raisa, ella aún no estaba lista. Por sorpresa doña Gabriela salió a saludarlo con cierto cuidado que le llamó la atención.

—Buenos días, Jacob, bendiciones —saludó—, ¿No vas a la escuela hoy? —cuestionó al notar que no llevaba el uniforme.

—Buenos días —respondió al saludo—, bendiciones —agregó dudando un poco—. No, solamente vine por Raisa.

Entre 2 billones de GalaxiasWhere stories live. Discover now