Capítulo 42

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Raisa se sintió mal por el comentario de Facundo, no dejó de pensar en ello todo el camino de la comisaría al lugar en dónde sería su nuevo hogar

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Raisa se sintió mal por el comentario de Facundo, no dejó de pensar en ello todo el camino de la comisaría al lugar en dónde sería su nuevo hogar. Tampoco podía con el nervio que le producía cada kilometro más cerca, jamás imaginó dejar su casa de esa forma, pero tampoco se sentía culpable por ello, de cierta forma representaba la libertad que tanto tiempo deseó y que ahora podría vivir.

—¿En verdad estaba tan mal que ni siquiera recuerdo cuándo fue tú cumpleaños? —preguntó.

Facundo había ayudado a llevar sus maletas.

—Eso no importa, importa que ahora estás aquí. Serás mi mujer —sonrió y la besó.

—Creo que no fue buena idea —respondió ella sonrojada.

Jacob se llevó las manos a su boca inmediatamente, dándose cuenta de la situación: no tenía precisamente un buen aliento, por lo que se adelantó.

Cuando Raisa entró, Facundo recién bajaba.

—Dejé tus maletas en el cuarto de Jacob.

—¿Subió? —preguntó, siguiéndolo.

—Sí, ¿Qué quieres?

No soportaba sentirse acosado.

—Mencionaste algo referente a su mamá, ¿qué está sucediendo?

Facundo espió que nadie lo escuchara.

—La echaron del centro, posiblemente venga a vivir con nosotros a menos que encuentre en dónde la acepten.

—¿Cuándo sería eso? —estaba estupefacta.

—Espero en un mes o dos. No quiere seguir allí y el lugar ya no la quiere tener, también comprenderás que este no es precisamente el mejor lugar para una adicta, así que tendremos problemas si no se solucionan las cosas pronto.

—Tiene que existir una solución —respondió un poco exaltada.

—Sí, tú y todos los que están aquí la tenemos. Y Raisa, no abuses, no quiero sobredosis —advirtió.

—¿Cómo la pago?

—La casa se da el lujo de proporcionar un poco al mes, lo demás tendrás que ganártelo trabajando. No sé cómo vas a quedar con Jacob, pero tampoco te quiero de adorno, tienes buena carne, serás un buen atractivo para los clientes.

—Se encargará de las apuestas conmigo, no la quiero atendiendo a los clientes —agregó Jacob.

Ambos se preocuparon de que hubiese escuchado algo más, por fortuna no lo había hecho.

El tiempo seguía pasando, parecía avanzaba a pasos agigantados. La situación con Nadia, no mejoraba, aunque en los últimos dos meses, Facundo había había logrado ganar tiempo y mantenerla en el centro de rehabilitación. Estaba al borde del colapso a tal grado que se había olvidado de su mismo consejo y había comenzado a aumentar la dosis, pero no era el único. A pesar de que todo iba bien en la relación con Raisa, Jacob estaba lidiando con los excesos de su novia, no le molestaba cuando los excesos se daban con el trago y unos cuantos cigarros; al contrario, le gustaba despertar al siguiente día y encontrar la ropa tirada por toda la habitación, que, si bien no recordaban mucho, sabía que algo había sucedido.

Entre 2 billones de GalaxiasWhere stories live. Discover now