Capítulo 11

477 41 1
                                    

Hay una cosa en la que todos los adolescentes enamorados son iguales: no miden riesgos y creen que su historia en ese instante es la mejor de todas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hay una cosa en la que todos los adolescentes enamorados son iguales: no miden riesgos y creen que su historia en ese instante es la mejor de todas. Las mariposas en el estómago, o aquella sensación de cosquilleos inexplicables hacen que cualquier razonamiento quede nulo por completo.

Si bien quince días de noviazgo es un tiempo muy corto, no es difícil que dependiendo las experiencias vividas se viva mucho más en ese lapso de uno o dos meses estando en una relación más tranquila. Y esos quince días con la ausencia del papá de Raisa permitió mucho tiempo libre y vivencias que cualquier enamorado podría vivir o quizás más.

—¿Te dijo algo? —preguntó Ingrid.

—No, seguramente llegó cansado, pero es de imaginarse que mis salidas con Jacob terminaron —respondía Raisa a su amiga.

Quería a su papá, pero en ese momento no era lo mejor, que hubiese regresado;  únicamente representaba que tendría menos libertad para compartir con Jacob.

—De cierta forma creo que es bueno.

—¿Por qué dices eso?

—No te vayas a enojar, pero... es que, has cambiado significantemente en estos pocos días, no quiero pensar que vas a cambiar más cuando no tengas solamente quince días, si no que dos o tres meses de noviazgo con él.

—Eso no es cierto.

—¡Claro que sí! Raisa en todos estos días únicamente hablas sobre fiestas, música que jamás habías escuchado y que le gusta a Jacob. No creí que ibas a ser ese tipo de novia; sino que al contrario, ibas a llevar a Jacob a la iglesia y demás.

Raisa se quedó callada, fue como agua fría cayendo sobre ella. Siempre tuvo claro que deseaba ayudar a Jacob y no hacer lo contrario, como lo había estado haciendo. Se trataba de poco tiempo, pero el comentario de su amiga le recordaron lo mal que habían estado sus lecciones esa semana, y lo poco que había leído la biblia como tenía por costumbre, entendiera o no.

—Solamente estaba aprovechando, ahora que mi papá regresó será Jacob el que tenga que acompañarme. Me gusta esto de estar a escondidas y tengo claro que no puedo decir aún que ya somos novios, pero mi papá sabe que él y Tito habían ido antes al grupo de jóvenes. Cuando sepa que Jacob es parte, verás que va a aceptarlo otra vez, él ya lo conoce.

—Ojalá, nos vemos en el aula —dijo Ingrid tomando con ella sus cosas
al ver que Jacob se acercaba.

—¿Todo bien con tú amiga? —preguntó él.

—Sí, tenía que ir a terminar una tarea pendiente —respondió ella.

Por el comentario que Ingrid le había hecho y la actitud que tuvo cuando vio a Jacob acercase, daba por entendido que no le agradaba tanto, y por ser su amiga tampoco iba a decírselo a su novio.

—Sabes, no tuve una buena noche y no tengo muchas ganas de entrar a clase, así que te quería proponer si ¿Te gustaría irte conmigo?

—¡¿Cómo?!

Entre 2 billones de GalaxiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora