Raisa y Jacob, desde su infancia, son dos almas destinadas a encontrarse. Raisa proviene de una familia cristiana y Jacob de una familia con problemas de drogadicción y en dónde Dios, no ha sido precisamente algo más que una palabra.
A pesar de su...
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Jacob estaba muy pensativo por lo que había sucedido ese día, no quiso hablar sobre lo que se escuchó en el buzón de mensajes del teléfono al que llamó, pese a la insistencia y curiosidad de Tito y Sofía, no deseaba causar controversia o falsas ideas al respecto por lo que tan solo respondió un: Solo tiró a buzón.
Ya no vio a Raisa ese día.
—¿Qué pasó? —preguntaba Facundo luego de verlo muy pensativo.
—Nada, el miércoles es el cumpleaños de Raisa, no voy a estar por la noche.
—Le diré a Tito que se encargue.
—Perfecto.
—Me sorprende que aún no hayas tirado la toalla, o que los Brino no te hayan corrido aún de su casa —lanzó el comentario Facundo.
—¿Por qué lo dices?
—Las personas religiosas están tan locas en su religión que ven lo malo en todas partes, dudo mucho que Ariel no vaya a verte como el mismo diablo luego de que esté claro que trabajas justo aquí conmigo en el billar.
—No tiene por qué, solamente soy el encargado de caja.
—¡Vamos Jacob! Sabes perfectamente que él sabe a qué me dedico. Él sabe que vives aquí y por ende lamento decirte que tarde o temprano te comenzarán a juzgar como lo hacen conmigo.
—Tendré que buscar a dónde irme entonces, ya casi cumplo dieciocho.
—En realidad estoy esperando a tú cumpleaños como limite para que te des cuenta de que tú lugar está aquí.
—No Facundo, no será así. El domingo fui por primera vez a la iglesia y me gustó, aunque también me dormí parte del servicio, pero me gustó y eso cuenta. No pasa igual cuando me toca estar aquí y ver a algunos sangrando porque no tienen el suficiente dinero para pagar.
—Es parte del negocio, y si te afecta, es porque te falta agarrar valor —dijo, sacando una cerveza—, ¿Quieres?
—Voy a necesitar un extra esta semana, y quiero que se la lleven al "Choco" cuando le hagan su entrega.
—Se supone que no estás consumiendo.
—Dijiste que es mía, así que la quiero, pero necesito se la entreguen a él.
—Me parece. ¿Seguro que no la quieres para ti? —preguntó Facundo, dándole un trago a su cerveza.
Jacob no respondió por lo que Facundo se alejó de él, y fue a atender a unos amigos.
Claro que Jacob sintió tentación de beber nuevamente, pero le gustaba la sensación de esa mañana y quería disfrutarla. Estaba intentando dejar el trago y el cigarro aún lado. Había visto que don Ariel se divertía sin necesidad de este y por ende le servía de ejemplo. Quizás Jacob no lo había notado pero su subconsciente lo había tomado como ejemplo.
