Raisa y Jacob, desde su infancia, son dos almas destinadas a encontrarse. Raisa proviene de una familia cristiana y Jacob de una familia con problemas de drogadicción y en dónde Dios, no ha sido precisamente algo más que una palabra.
A pesar de su...
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Ver a Jacob frente a todos, me hacía pensar en muchas cosas. Conforme fue dando el testimonio se me hizo imposible no sentir un nudo en la garganta. Hemos estado juntos prácticamente desde siempre; tenía ocho años cuando lo conocí y ahora, diecinueve años después seguimos juntos. Jamás imaginé que el niño al que le compartiría de mi merienda se convertiría en mi esposo; claro que lo supe cuando lo encontré de nuevo, pero jamás estuvo en mis sueños vernos así.
Nuestro noviazgo estuvo lleno de ventanas incorrectas que nosotros mismos nos encargamos de abrir, pero ahora éramos diferentes; nosotros mismos, en otra faceta, una que ni siquiera hubiese imaginado. 1 de Corintios 2 capítulo 9 dice: "Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman" Por primera vez podía experimentar aquellas palabras. Jamás imaginé, soñé o anhelé lo que tenía ahora, no lo hice antes de conocerlo, tampoco cuando lo conocí y mucho menos cuando pasamos el proceso tan difícil que vivimos. Todas mis expectativas eran pequeñas a la par de la dicha, felicidad y oportunidades que estamos viviendo.
No quiero criticar o hablar de lo que no debo, pero muchas veces escuché predicaciones en referencia a este versículo, la mayoría iba enfocado a cosas materiales. Jamás tuve necesidades de ellas así que las cosas que pudiesen mencionar como casas y autos no llamaban mi atención. Cuando perdí a mi hija lo último que necesitaba eran esas cosas materiales por mucha necesidad que tuviera, así que seguía sin llamar mi atención, era ahora, justo en este momento viendo y escuchando a Jacob, que el versículo venía a mi mente y me llenaba de plenitud.
«Cosas que ojo no vio, ni han subido a mi corazón son las que Dios tiene preparadas para mi vida. Amén.»
En verdad lo creía y lo veía.
Y con seguridad se hacía realidad en muchas de las vidas que estaban allí esa noche, aquellos que ingresarían al centro de apoyo habían mencionado que nunca se imaginaron encontrar un lugar como ese, el pastor y muchos de los miembros de la iglesia que apoyaron con la construcción mencionaron que el centro era mucho más de lo que habían pensado o imaginado. El mismo padre de Jacob con seguridad jamás imaginó que llegaría el día en que se reencontraría con su hijo, y que su hijo estaría hablando su testimonio frente a él y muchas personas. Margot jamás imaginó que sería una de las personas que más apoyarían a Jacob en su ministerio, y mucho menos cuando más lo atacó. El mismo Jacob jamás imaginó todo aquello, y yo menos, mucho menos, cuando ambos estuvimos sumergidos en el charco de las adicciones.
