Raisa y Jacob, desde su infancia, son dos almas destinadas a encontrarse. Raisa proviene de una familia cristiana y Jacob de una familia con problemas de drogadicción y en dónde Dios, no ha sido precisamente algo más que una palabra.
A pesar de su...
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—¿Margot? ¿Por qué justamente ella Tito? —cuestionaba.
Estaba de muy mal humor.
—Me ofrecieron buena lana por eso y dije que sí. Igual si ella no quiere no va a pasar nada y lo olvido.
—¿Cuánto te ofrecieron?
—¿Para qué quieres saber?
—Te pago el doble, para que lo olvides.
—Sabes muy bien que esto no funciona así, si me salgo voy a quedar mal y difícilmente van a apostar conmigo después. Además, hablé con Facundo y dijo que estaba bien y que tú no te molestarías.
Su respuesta me decepcionó, Facundo sabía perfectamente que desde que todo comenzó le pedí que dejara a los Brino lejos de todo esto.
—Tenemos que hablar —dije recién encontré a Facundo.
Hablaba con Sofía.
—Déjanos a solas por favor —pidió—, ¿De qué quieres hablar?
Su tono no fue amable.
—Dije claramente que quería a los Brino lejos de todo esto, y ahora resulta que Margot Brino está bajo apuesta.
—Primero bájale al tono, y segundo le dije que sí a Tito porque estaba de inoportuno, sabes que no puedo permitir que entre al negocio y lo de las apuestas lo mantiene entretenido.
—Como sea, necesito a Tito lejos de Margot. Raisa ya es mi novia y no quiero tener más problemas con su familia.
—¡Vaya, vaya! No me vengas con cursilerías y una cosa no tiene que ver con la otra. Además, no tienes porqué reclamar, creí que las apuestas no contaban, dijiste que estaban fuera del robo que pensábamos hacer.
—Sabes que no estoy de acuerdo desde el primer momento que se tomó como apuesta a cualquier Brino.
—No, no lo sé y no me importa. Ya te dije, no tienes porque reclamar, y mucho menos cuando ni siquiera le quieres entrar al negocio. Sabes que Tito aún no está listo y por eso prefiero que se entretenga con la fachada.
