Raisa y Jacob, desde su infancia, son dos almas destinadas a encontrarse. Raisa proviene de una familia cristiana y Jacob de una familia con problemas de drogadicción y en dónde Dios, no ha sido precisamente algo más que una palabra.
A pesar de su...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó, halándome inmediatamente del brazo.
Su gesto al verme se transformó. Quizás había llegado a buscar a Jacob por una buena razón, pero mi presencia en el bar no ayudaba en nada.
Quería responder, pero no sabía qué, estaba en shock. Yo sabía que no estaba con Jacob solo por estar, yo había ido por una razón y algo dentro de mí saltaba haciéndome sentir culpable y avergonzada a pesar de que no había hecho nada aún. Y justo ese aún, era lo que me asustaba más.
—Por favor déjeme explicarle —dijo Jacob.
Intentaba calmarlo, pero mi papá estaba furioso.
Por suerte el billar no estaba lleno, de estarlo quizás se hubiese formado una algarabía.
—¡Estoy esperando una explicación!
Estaba exaltado, pero quizás no más que yo. Temía hiciera la pregunta comprometedora.
—¿Qué estaban haciendo los dos allá arriba? —recriminó.
—Nada, nada malo —respondió Jacob—, solamente subí a dejar un paquete que trajeron para mi tío y que no podía dejar aquí. Raisa me acompañó eso fue todo.
—¿Tú mamá sabe que estás aquí? —me preguntó, sin soltarme del brazo.
—No, salí sin decirle a nadie.
—No te quiero ver en mi casa Jacob, no me gusta esto. No me gusta venir a un bar a buscarte y encontrar a mi hija aquí. Esto nunca fue parte del trato, te pedí que respetaras a mi hija y esto solamente me indica que no la respetas.
—¡Eso no es cierto papá!
—En la casa hablaremos Raisa.
—No he faltado a mi palabra, yo respeto a Raisa —insistió Jacob.
—¿Así? ¿Cómo? ¿Trayéndola a tú casa para estar a solas o no estaban solos allá arriba?
Sentí como si una cubeta de agua congelada me cayera encima. No podíamos responder a eso sin atizar más el carácter de molestia de mi papá en ese momento.
