Capítulo 48

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«¡Déjame en paz! ¡No te necesito! ¡Arruinas mi vida!» Sus gritos hacían Eco en mi cabeza todos los días, como si en lugar de un recuerdo lo estuviera viviendo nuevamente

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«¡Déjame en paz! ¡No te necesito! ¡Arruinas mi vida!» Sus gritos hacían Eco en mi cabeza todos los días, como si en lugar de un recuerdo lo estuviera viviendo nuevamente. No podía olvidar lo agresiva que se comportó Raisa cuando salió de la clínica.

Su mirada era de odio para todos, y lo peor era que lo comprendía y lo justificaba de alguna manera, yo misma me odiaba al darme cuenta de que había sido tan débil. Pero ahora, ahora que mi divorcio ya era prácticamente un hecho y que al fin estaba viendo la salida para poder recuperar lo que había perdido, mi hija estaba prácticamente desaparecida.

Había ido algunas veces más, a buscarla, pero no encontré respuestas. Ariel se encargó de más de una vez presentar una denuncia para que clausuraran el billar y así tener opciones, cosa que agradezco, pero era en vano. Era más que seguro que las autoridades estaban corrompidas y guardaban silencio referente a lo que sucedía en ese lugar como si nada pasara.

Tenía prácticamente dos meses de no ver a Raisa, y para este entonces ella debería tener tres meses de embarazo si es que había logrado al bebé, hasta este momento. Era mi oración más ferviente día con día. Cuando eres madre se te olvida el yo; estés bien o mal y solamente pides por ella.

—Voy por una botella de agua—decía Margot—. ¿Quieres algo más?

—No gracias, aquí te espero.

Me había acompañado a dejar papelería a compañías para poder encontrar un empleo, estábamos decididas a salirnos sí o sí de la casa que si bien por derecho me pertenecía; según las leyes no.

Ya no podía continuar con el juego de Ariel. Que con gusto o no, lo que estaba haciendo era muy alejado a una acción de una buena persona.

—¿Gabriela? —escuché una voz.

Volteé para poder descubrir el rostro de la persona que pronunciaba mi nombre.

—¿Alonzo? —pregunté impresionada.

—Por alguna razón sabía que eras tú —sonrío—, ¡Qué placer verte nuevamente!

—Claro que sí, han pasado tantos años.

Entre 2 billones de GalaxiasWhere stories live. Discover now