Raisa y Jacob, desde su infancia, son dos almas destinadas a encontrarse. Raisa proviene de una familia cristiana y Jacob de una familia con problemas de drogadicción y en dónde Dios, no ha sido precisamente algo más que una palabra.
A pesar de su...
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Estaba consternada, no podía creer lo que mi papá acababa de decir. Sabía que Jacob no había ido a clases justo el día anterior, pero confiaba en él y dentro de mí estaba convencida de que se trataba de un malentendido tal y como ya había sucedido con Ingrid. Ella creyó que él estaba involucrado en algo de lo cuál no tenía ni la menor idea.
—¿Podemos hablar? —pregunté.
Pasaba de la medianoche, me levanté a tomar un poco de agua y encontré a mi mamá en la cocina.
—Pensé que estabas dormida —dijo, bebía un té.
—¿Cómo quieres que duerma mamá? —cuestioné en voz baja—. Mi papá está siendo muy injusto y espero al menos tú estés consciente de eso, porque Margot está claro que hasta gusto le dio lo que pasó.
—No digas eso, tú hermana también estaba sorprendida, solo sucede que ella no tiene la mejor opinión de Jacob —agregó sin dejar el té a un lado.
—Sea como sea, están siendo muy injustos. Jacob está cambiando y no están viendo eso, más bien lo están juzgando sin darle una oportunidad.
—Mañana voy a hablar con tú papá al respecto, ya cuando todos estemos más tranquilos. Veré qué puedo hacer.
—Dime, que al menos tú estás consciente de que mi papá está siendo muy injusto —volví a recalcar, necesitaba saber que mi mamá no me iba a dar la espalda.
—Sabes que no me gusta llevarle la contraria a tú papá, nunca he tomado una postura contraria a sus decisiones, pero también quiero a Jacob y dudo un poco que lo que tu papá vio sea tal cuál lo pensó. Veré que puedo hacer, y confío en que en unos días todo volverá a como estaba. Para mí Jacob no ha hecho nada para perder mi confianza —sonrió.
Sentí un alivio al escucharla, por lo que me abalancé sobre ella para abrazarla. Más que agua, necesitaba eso.
—Yo lo quiero mamá, y sé que él también. Jacob no la ha tenido fácil y hasta ahora solamente nos tiene a nosotros, porque su tío según sé, no es precisamente alguien cercano a él —sumé.
El abrazo de mi mamá me confortó. Saber que ella confiaba en Jacob me daba la esperanza de que volvería a llegar el día, tal y como ella lo decía, en el que todo estaría mucho mejor. Eso deseaba yo. Así que me serví el vaso con agua por el que iba y después me fui a dormir, mi mamá todavía se quedó en la cocina para terminar su té, me hubiese gustado acompañarla, pero fue ella misma quién me envió a dormir porque debía ir a estudiar al día siguiente.
