Capítulo 15

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—¿Cómo te fue ayer Romeo? —preguntó Facundo

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—¿Cómo te fue ayer Romeo? —preguntó Facundo.

Eran las primeras palabras que escuchaba Jacob al siguiente día. Facundo lo había despertado.

—¿Hablas enserio? —cuestionó, escondiéndose bajo la almohada.

—Sí, quiero saber. Además, tengo algo que hablar contigo.

—Ya me dijo Sofía sobre una apuesta de dudosa procedencia.

—No es solamente que haya una apuesta, pero antes de explicarte quiero saber ¿Cómo te fue?

—Bien, me gustó —respondió sentándose en la cama.

—Me sorprende, y aunque no lo creas me alegra.

Facundo no se veía convencido dado a que no esperaba esa respuesta; tampoco quiso insistir. A él no le convenía que Jacob estuviera fuera porque lo necesitaba, había cosas que por más hombres de confianza que tuviera, el que Jacob estuviera con él alivianaría mucho el tema de desconfianza.

—¿De qué quieres hablar?

—Tú mamá pidió que la fueras a ver.

Jacob se mostró indiferente.

—¿Para qué?

—No lo sé, quizás porque eres su hijo y quiere hablar contigo.

—Ha pasado mucho tiempo, no creo que eso sea necesario —respondió levantándose por fin, de la cama.

—Es mi hermana y tú madre. Tenía que pasar el mensaje, y creo que es buena idea.

—Por eso esperabas que me fuera bien ayer ¿Cierto? Lo siento, pero aún no hemos llegado a la parte en la que te enseñan a ir a visitar a los drogadictos —agregó con ironía, tomándose un poco de licor que quedaba en una botella que tenía en su cuarto.

—Hasta para ti es muy temprano para beber —indicó Facundo, saliendo de la habitación.

Jacob se quedó pensativo luego de darle otro trago a la botella.

«Te necesito Raisa» pensó.

Mientras se bañaba los recuerdos de su madre de niño se presentaba uno tras otro. No había mayor recuerdo en el que estuviera lucida; incluso la primera vez que se fue con los Brino a la iglesia, lo hizo porque él se había ido a la casa del árbol, en donde Raisa y sus papás lo encontraron llorando. La razón: sus papás esa mañana habían tenido un problema grave, dado a que se había terminado la reserva de droga que tenían, su papá le gritó y golpeó para que se fuera y los dejara en paz, su mamá jamás dijo nada. El recuerdo de ese día solamente le mostraba a una mamá más desesperada por tener qué consumir que por si su hijo había desayunado.

Los demás recuerdos, no eran para nada diferentes.

El agua recorría el rostro de Jacob en dónde su mirada solamente se mantenía fija, por más recuerdos que tuviera no tenía las ganas de darles más importancia de la que debía.

Entre 2 billones de GalaxiasWhere stories live. Discover now