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Medía hora parado esperando al menor, tenía que haber llegado temprano para esta cita importante y aún así, se salió con la suya.
No era la primera vez que llegaba demasiado tarde, ya eran bastantes, pero nunca le reprochó por qué también llegaba a hacerlo... Pero todos tienen su límite.
— ¡Ya llegué! — El menor por fin hacía su aparición, se acercaba tan tranquilo al albino haciendo que se molestará aún más — Perdón por la demora, pero se me olvidó
— ¡¿Cómo se te olvidó?! — Se acercó al menor tomándolo de los hombros para así acercar su cuerpo al suyo — ¡Ésto es importante! — Por más molestó que esté, su tono sigue sonando juguetón y eso no ayuda para regañar al impuntual.
— Sólo llegué... — Levantó su muñeca tranquilo, observando el reloj que se encontraba ahí — 30 minutos tardé ¡Vaya es un récord! — Pobre Kalim, esta buscando un poco de paz para no cometer un homicidio ahí mismo.
— Es enserio ____ — Kalim se alejó del menor unos cuántos pasos, su rostro se mostraba molestó pero la sonrisa que poseía le quitaba la seriedad del momento — ¡¿Qué te cuesta poner alarma?! — Dramático bajó su dedo índice señalando al menor — ¡Llegar cinco minutos tardé! — Mostró su palma aún siendo exagerado en sus movimientos, el menor aguantaba su carcajada por las acciones de Kalim — No te pido más — Ocultó su rostro en sus manos intentando no decir ningúna grosería, pero el comportamiento del contrario no ayudaba — ¡Cinco! No diez, quince, veinte — Comenzó a enumerar con sus dedos, parecía una madre regañando a su hijo, pero más delicada — No, no, no ¡No! — Comenzó a realizar movimientos de señora cuándo regañan a sus hijos, captando la atención de los traseúntes — Sólo cinco, nunca te pido nada ¡Y AÚN ASÍ ME DECEPCIONAS! — Con broche de oro lo señaló de manera exagerada encorvando su espalda, ahora mismo Kalim comprendió por un momento cómo se sentía Jamil.
