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Ricos, algunas personas los odian, otros los aborrecen. ¿¡Quién ama a los ricos!?.
En fin, hay muy pocas posibilidades de conocer a un rico en nuestras vidas, o puede que lo conocimos antes de que fuera rico, nadie sabe en realidad.
Ser amigo de un rico es algo genial, pero ser su mejor amigo, ya es avaricia.
—¡Hija, tu novio te está buscando! —grito desde la parte baja, llamando la atención de una avergonzada chica.
—¡Mamá! —bajo las escaleras apresurada, para evitar que su madre asustará a su amigó con esas erróneas ideas—. ¡Ya te había dicho, no tengo novio!
Llegó al marco de la entrada de su casa, Rook miraba divertido a la desaliñada muchacha con sus mejillas teñidas de rojizo, por el calor del momento.
—¡Oh! Un gustó volver a verte, taches de lune—sonrió alegré inclinando su cuerpo hacía adelante en modo de saludó—. Su madre es muy bondadosa —la contraria suspiró rendida, brindándole una cálida sonrisa.
—¡Que muchacho tan educado! —cubrió su boca con una mano, asombrada. Su corazón latía a mil al imaginar que su hija, había obtenido al mejor de los peces, esta orca sabrá cuidar bien de su hija. La menor reprochó, divirtiendo a su progenitora—. Yo los dejaré. Si me necesitan, estaré en la cocina —la mujer mayor desapareció del campo de visión de ambos jóvenes, dejando descansar la mente de la chica.
—¿Qué te trae por aquí, Hunt? —pregunto curiosa. Era algo inaudito ver qué aquél joven, se atreviera a pisar sus barrios—. Si alguien te ve, habrá problemas.
—No sabe cómo mi corazón se alegra, al saber que se preocupa por mí persona~ —sonrió de nuevo, tocando con una mano su pecho.
