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Muy bien dicen que los enamorados siempre pierden, Jamil lo sabía perfectamente, pero... ¿Quién puede ganarle al corazón?
Mientras su amada brincaba feliz a los brazos de otro hombre, él, observaba con el corazón en la mano deseando con todo su ser, ser él, quién es recibido con el abrazo de la mujer que ama.
Kalim sabía lo que le pasaba a su amigó, pero en cosas del amor... Nadie puede ayudar.
— ¡Hey, Jamil vamos a comer! — Se colocó frente al nombrado, tapando la dolorosa vista que tenía antes.
— Pero, no tiene mucho que comimos
— ¡Pero tengo hambre! — Arrugó sus labios mostrando un gran puchero, quería llevar lejos al chico de ahí... Pero éste hombre es terco.
— Está bien, sólo déjame un momento a... — Fue interrumpido por un jalón por parte de Kalim, su mirada se mostraba preocupada.
— Jamil... Déjala ir, hay muchas más personas en el mundo... No quiero ver cómo te destruyes — Jamil no dijo nada, una leve sonrisa se mostró en su rostro para comenzar a caminar lejos de la pareja.
