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Días calurosos, una bendición para unos y una maldición para otros. Aquí sólo puedo preguntar una cosa ¿¡Cómo diablos aman estar todos sudados!?... Bien, nos estamos desviando mucho.
—Vamos a la piscina—atrapo con su brazo el cuello del más alto. En su mente se veía épico hacer que el más alto se agachara a su altura. Ahora él, término colgado de su cuello—. Ahora mismo no hay tantos alumnos —con pena se soltó de su cuello dando un brincó para no caer.
—No lo sé —contesto sobando adolorido su cuello — Tengo muchas cosas que hacer.
—¡Ay vamos, no seas aburrido! —forcejeo al más alto. Deseaba estar en la piscina para presumir su abdomen marcado, tal vez Vil lo regañé ¡Qué más da! —. Hace demasiado calor, y tú dormitorio, no tiene aire acondicionado —buen punto Epel.
—Esta bien, tu ganas, pero sólo por media hora —advirtio el más alto dirigiéndose a las piscinas.
—Suficiente para mí
[...]
Llegando, lo primero que encontró el chico fué a varios chicos correr con pistolas de agua, otros jugando en la alberca y unos cuantos bronceado.
La mirada sonriente del chico cambió de manera drástica a una de asco. En su mente sólo veía animales salvajes correr por todo el lugar haciendo demasiado ruido. Miró a su lado buscando a su amigó, pero esté ya estaba a unos cuantos pasos para lanzarse. Un suspiró molestó salió de sus labios antes de adentrarse a las piscinas.
A pasos lentos se desvestía, se sentía agradecido de tener su traje de baño debajo de su uniforme. Tal vez se quedaría a broncear para obtener un color de piel no tan pálido. Ya tenía bastante con los constantes regaños de Vil, por no broncear aunque sea un poco su piel y dejé de parecer muerto.
Aún seguía con su mirada molesta ¡Ay~! Socializar no es su punto fuerte.
—¡Deuce! —con curiosidad levantó su rostro para observar quién era el qué gritaba de esa manera.
«Es Sebek, típico», habló a sus adentros haciendo un mueca nuevamente, pero algo MUY dentro de él le decía que siguiera observando, algo muy interesante estaba por ocurrir.
Obedeciendo por primera vez a sus instintos siguió observando cauteloso a los dos chicos, Deuce estaba forcejeando con Sebek quien deseaba tirarlo a la piscina. Sólo bastaron 2 empujones más para qué el contrario logrará su cometido, tirando a Deuce dentro de la profunda alberca.
Una risa quería escapara de sus labios, pero por querer seguir de incógnito se aguantó. Seguía observando esperando a que el peli azul saliera del agua con alguna mueca graciosa, pero vaya fué su sorpresa al ver que no fue así.
Deuce salió del agua con su boca semi abierta, sus ojos cerrados levemente fruncidos y el toque final fué el acomodó del cabello así atrás... Chico, cierra la boca, se te cae la baba.
—¿Estás bien? —se acercó preocupado a su amigó que babeaba peor que los cachorros de Divus.
—Epel, recuérdame que me atraen las mujeres —nervioso ocultó su rostro con el primer objeto que se encontró. Ahora encima suyo tenía las miradas de los que alcanzaron a escuchar sus palabras.
Deuce, desde hoy en adelante lo conocerán cómo el voltea heteros.
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