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La rutina siempre llega a un punto donde logra volverse desesperante al punto de mandar a todos a la mierda. Leona sufría de ésto, pero en un campo que algunos sentirían una desgracia, el sexo.
—O vamos, no te amarró tan fuerte —rogaba cómo un pequeño niño mirando a su esposa con anciosos ojos. Leona se le había propuesto tener sexo estilo 50 sombras de grey, claro que no tan agresivo, pero aún así la femenina se había negado rotundamente —. Va a ser divertido
—No me gusta que me amarren, pero si quieres te dejó ahorcarme —propuso cansada. Se encontraba "urgida" para tener un momento íntimo con su pareja, pero este no dejaba de insistir en recrear ciertas escenas de película logrando que su paciencia comenzará a agotarse.
—¡No es lo mismo! —reprocho una vez más hartando a la chica, la verdad es qué la contraria no se le ocurría una gran idea.
Así siguieron durante unos 15 minutos hasta que la femenina observó la caja de condones sonriendo maliciosa.
—Juguemos algo —Leona se quedó callado mirando atento a su esposa —. ¿Recuerdas que tiempo atrás me pedías un hijo?
—¡Cómo olvidarlo! Hasta la fecha quiero uno, bueno una hija un mocoso no gracias —contesto alegre imaginándose tiernas escenas con su desendiente. Jugar a las princesas o a soldados, vestirla cómo muñequita, disfrazarse de princesas o temibles mounstros en Halloween.
—Bien, hagamos ésto —sobre la cama esparció todos los condones dejándolos a la vista del moreno —. Apostemos algo —entre sus manos tomó una aguja amenazando con picar alguno de los condones.
—¿Qué?
—Voy a picar uno de los condones, si llegó a embarazarme dejaré que tú decidas cómo tener sexo —la sonrisa de Leona se hizo grande al obtener doble premió, pero sabía que eso le costaría caro —. Pero si no, vas a hacerte la vasectomía y no volverás a insinuarme el tema del hijo.
—Sospechaba éso, está bien trató hecho —estrecharon sus manos sonrientes. La femenina comenzó a agujerear un condón con furia para acto seguido revolverlo juntó a todos los demás.
—Escoje uno —Leona tomó un condón y se abalanzó a su esposa para comenzar con su apuesta —. Buena suerte, la necesitarás.
—Gracias, pero yo no necesito suerte.
[6 ᴍᴇsᴇs ᴅᴇsᴘᴜᴇ́s]
Ahí estaban, dos adultos celebrando el baby shower de su próximo descendiente o más bien próximos.
La mujer embarazada comía con furia al recordar la apuesta que anteriormente habían hecho, aunque no estaba molesta por tener hijos más bien era por qué su amado esposo decidirá cómo tener sexo.
—¿Te sucede algo hervibora? —beso con cariño la cabeza de su esposa. La nombrada sólo gruñó molesta.
—Maldito suertudo.
—¡Oh! Había olvidado nuestra apuesta —sonrió malicioso. La femenina se maldijo internamente por recordarle al moreno sobre su apuesta —. No te preocupes, aunque gané no te forzaré a realizar algo que no deseas.
—Leona —volteo a mirarlo con ternura. El nombrado le sonreía tiernamente acariciando la cabellera contraría.
—Aunque no te lo dejaré sin cobrar —y el encantó desapareció —. Ahora que tendremos gemelos o mellizos. Si te niegas a ti te tocará pararte cada vez que los mocosos comiencen a llorar.
—Eres despiadado.
—Así me amas —beso con ternura los labios de la femenina.
