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Ay~ Disney Land es el sueño de algunos y fantasia de otros, pero este peculiar dormitorio obtuvo un viaje todo pagado a este lugar lleno de juegos mecánicos.
Ahí estaban parados frente a la entrada del parque temático, un adormilado chico, uno eufórico, otro sereno y el último desmayándose de emoción.
¿Qué sorpresas nos traerá Disney?
— ¿Dónde quieren empezar? — Lilia preguntaba con sus manos a los lados de sus caderas, los demás chicos estaban distraídos ante tantas cosas que se encontraban ahí — Chicos
— Yo quiero comer algo de aquí viejo — Silver fué el primero en hablar señalando un puesto de hamburguesas con extraña forma.
— Yo quiero comprar una de esas diademas — Malleus señaló uno de los muchos transeúntes con diademas de diferentes animales y formas.
— ¡Apoyó al jóven maestro! — Sebek gritó captando la atención de las demás personas.
— ¡Pero yo tengo hambre! — Silver gritó apretando su estómago.
— ¡El jóven maestro quiere una diadema! — Y así comenzó una discusión entre los más jóvenes de ese grupo.
La discusión ya estaba llamando demasiado la atención, si llamaban de más la atención el plan de Lilia se verá estropeado por el par de peleoneros.
— Mejor vayamos a los juegos mecánicos — Sin esperar una respuesta por parte de ninguno los arrastró al primer juego mecánico que vió.
Una tipo montaña rusa fué dónde llegaron a parar, la fila era enorme para entrar en ese lugar que con sólo verla te estresa.
— Bien, sólo hay que esperar — Lilia se formó detrás de la última persona, los demás imitaron su acción.
