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_Otra vez durmiendo —suspiró cansada, observando como los animales se acercaban al peli gris—. No me pagan lo suficiente —se acercó, asustando a todos los animales—. En realidad ni me pagan —movió el cuerpo del chico, cuidando de no ejercer mucha fuerza—. Su alteza, despierte.
—¿Hm...? —abrió perezoso sus ojos—. Oh, que bueno que eres tu ___ —se incorporó, estirando sus brazos despabilandose un poco.
—¿A que se refiere, su alteza? —acercó un poco de agua al peli gris.
—Nos criamos juntos, no debes ser formal conmigo —tomó el agua con pereza—. Lo sabes.
—¡Que bueno! Decirte alteza con ese tono sumiso, me tiene harta.
—Esa es la ____ que conozco —sonrió—. No eres como esas doncellas, que se vuelven sumisas ante mí.
—¿Otra vez, las doncellas cayeron a tus brazos angustiadas? —se acostó en el suelo, dramatizando sus palabras—.¡Oh salveme su alteza, no puedo vivir un día más, sin su amor! —colocó su brazo derecho en su frente y el izquierdo en su pecho.
—No es gracioso ____ —se acostó al lado de la femenina—. Es muy aterrador ser perseguidollegó a ese bosque.
—Cásate y verás que desaparecerán como cucarachas —miró directamente al peli gris.
—Ese es un adjetivo muy irrespetuoso para las doncellas —miró un poco molestó a la femenina.
—Mmm... ¿Ratas, mosquitos, perros?... ¡Ya sé, zorros! —sonrió victoriosa, la mirada molesta del peli gris era oro puro para la femenina.
—Entonces cásate conmigo, así esos molestos zorros huiran.
—¿¡PERO QUE DICES SILVER!?.
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