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Las persecuciones siempre han sido actos inhumanos por parte de una ideología o simplemente por racismo.
Ahora, ahí estaban, Sebek huyendo de su pueblo para salvar la vida de su hijo ante la persecución y captura de híbridos.
¿Cómo llegamos a ésto? Bueno, después de una cruel y sangrienta guerra, Malleus fue derrocado por el príncipe Bell.
Sebek se encontraba destrozado por la muerte de su familia, pero ahora tenía que cuidar a un niño... ¿Por qué todo tiene que salir mal?
— ¡Atrápenlos a todos! — El sonido del fuego consumiendo las casas y los desgarradores gritos de las personas masacradas, era lo único que escuchaba el mayor mientras el menor se ocultaba en el pecho de su padre buscando protección.
Las pisadas de una multitud se escuchaban acercarse más rápido a ellos, Sebek aumentó cómo pudo la velocidad en su correr... Pero su cuerpo ya estaba agotado y si no pensaba en algo rápido, ambos morirán.
— Papá tengo miedo — La camisa del mayor era arrugada por el apretón del menor, sus esmeraldas ojos mostraban lágrimas qué pedían salir. Sebek se sentía terrible, si tan sólo hubiera estado ahí, nada de ésto estaría ocurriendo.
— No llores, estaremos a salvó... Lo prometo — Abrazó con fuerza el diminutos cuerpo del menor, quién habría dicho que sería el último que le otorgaría a su rayito de luz — Vas a estar a salvó, de eso me encargó yo
— ¿Y tío Lilia, mi tío Malleus y mi tío Silver? ¿Por qué no están con nosotros? — La inocencia e ignorancia del menor estrujaron el corazón de su padre, ¿Cómo le diría que nunca más podrá verlos? — Dijieron que regresarían pronto — Sebek volvió a ocultar el rostro de su hijo en su pecho, el abrazo de antes fue mucho más fuerte, el menor escuchaba el agitado corazón de su padre. Dolor, eso era lo único que sentía el alma de Sebek.
— Hijo mío, no regresarán, debes ser fuerte y recordarlos con alegría en tu corazón — El menor comprendió lo que quiso decir su padre... ¿Por qué un niño debía sufrir tanto?
Los gritos de guerra se escuchaban cada vez más cerca, Sebek planeó un plan para lograr que sobrevivieran... Pero sólo uno lo lograría.
El río se veía tranquilo pero veloz, era perfecto para escapar, pero alguien debía ser la distracción.
— Ven, escondete en esta canasta y no salgas de ella hasta que dejes de escuchar el caos — Metió al menor en una gran canasta para evitar que se ahogará o mojará, tenían que ser rápidos para lograr el plan con éxito — No llores más, rayito — Con su pulgar limpió las lágrimas de su hijo, cómo pudo le sonrió, pero aquella sonrisa mostraba melancolía — Yo te alcanzaré después, mientras eso pasa se fuerte y nunca mires atrás ¿Ok? — Antes de incorporar la canasta al río, besó la frente de su hijo.
La canasta dió su rumbo en el rápido río, por una rejilla el menor veía cómo su padre era capturado por el nuevo rey del reino de las espinas y antes de observar cómo su padre era asesinado, el río aumentó su velocidad llevándolo lejos.
???
— Eso es todo por hoy, recuerden hacer un reporte de la persecución de híbridos — Los estudiantes suspiraron aliviados, el bullicio comenzó en toda la aula, pero un estudiante tenía una mirada melancolíca.
— ¿____? ¿Te sientes mal? — Tres chicos se acercaron al nombrado sacándolo de sus recuerdos — En toda la clase parecía que ibas a llorar
— Tiene razón, este tema debe de ser duró para tí
— ¿Por qué dices eso? — Alejó la mirada de los chicos comenzando a guardar sus cosas.
— Tu eres un híbrido, tal vez algún antepasado tuyo sufrió éso
— ¡Puff! Ustedes si qué tienen una sola neurona — Con su mano evitó que saliera una ruidosa risa.
— ¡____! Sólo fue una suposición... ¿Quieres que te esperemos?
— No, adelantense y comprénme un mousse de chocolate
— Ok, ahorita nos vemos — Los tres chicos se alejaron, despidiéndose brevemente del contrario, el salón se quedó en un silenció agobiante para la única persona dentro de él.
— Nunca me alcanzaste, padre
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