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—Camaroncito~ —acercó su rostro al del contrario—. Yo también quiero que me beses como a Azul —el nombrado miró atentó la escena ante sus ojos con cierto enojo.
—Floyd, eso no es posible —alejó su rostro con su mano—. Los besos que le doy a Azul son de novios, no de amigos.
—¡Entonces seamos novios! —el peliplata escupió un poco de tinta—. Así también recibiré los besos de camaroncito~.
—Floyd, no hostigues a ____ —se sentó enfrente del nombrado—. Azul se pondrá celoso —río por lo bajó.
—Pero Jade~ —miró decepcionado a su hermano—. A ti también te gustaría recibir los besos de camaroncito.
—Hm —tocó su mentón pensativo—. No sería mala idea.
—¡Chicos! —ocultó su rostro entre sus manos avergonzado—. Azul, diles algo —todos miraron atentos al ojiazul que hasta ahora no había hablado.
—Si tanto desean obtener un beso de mi novio —se levantó de su silla para acercarse a ellos—. Firmen un contrató conmigo —de la nada salió un contrató dorado con una pluma.
—¡AZUL!.
—¡Si! Todo por un beso de camaroncito~ —tomó la pluma entre sus dedos.
—Estoy de acuerdo —sonrió mirando al peliplata.
—¡O no, no firmaran eso! —agarró el contrató ya firmado para acto seguido destruirlo—. Listo no hay contrato, no hay beso —sacudió sus palmas sonriendo triunfante.
—Yo si quería un beso de camaroncito —miró triste a su gemelo el cuál dejó de sonreír.
—No se preocupen tengo ¡Muchos contratos! —y de nuevo la felicidad llegó a los gemelos.
Y así el chico terminó dándoles besos en el cachete cada vez que los gemelos le exigían uno. Azul claro que haría contratos sobre ti, pero esos besos sólo el los obtendría.
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