Capítulo 54

1.8K 138 4
                                    

—Deje de retorcerse —dijo Noah Paxton.

Calle empezó a volver la cabeza para decirle algo a su agresor, pero Paxton apretó con fuerza el cañón de la pistola contra su cráneo.

—¡Ay! ¡Eh!

—He dicho que se esté quieta, maldita sea.

—Haz lo que te dice, Calle. —Poché aún tenía levantada su Sig Sauer, apuntando al pequeño trozo de Noah Paxton que se veía detrás de su escudo humano. No necesitaba volverse para saber que Mario y Sebas estaban haciendo lo mismo con sus armas detrás de ella.

Calle levantó las cejas con remordimiento y la miró como una niña que hubiera roto la lámpara del salón con una pelota de béisbol.

—Lo siento muchísimo.

—Calle, cállate —le ordenó Poché.

—A partir de ahora haré lo que me digan.

—Empieza ya y cállate la boca.

—Vale —dijo, y se dio cuenta de que no se estaba callando—. Huy, perdón.

—Quiero que tiren las armas —dijo Paxton—. Todos.

Garzón no dijo que no porque un enfrentamiento verbal directo podría hacer más tensa la situación. En lugar de ello, mantuvo su posición isósceles y dejó que ésa fuera la respuesta. Habló con tranquilidad.

—Es lo suficientemente listo para saber que no va a conseguir salir de aquí, Noah, así que ¿por qué no la deja ir y resolvemos esto de forma pacífica?

—¿Sabe? Lo que dice tiene sentido —intervino Calle.

Garzón y Paxton la mandaron a callar al unísono.
Paxton agarraba con la mano izquierda un trozo de la camiseta de Calle para mantenerla cerca. Tiró de ella.

—Atrás —le dijo. Ella no se movió, así que tiró bruscamente de Daniela—. He dicho que se mueva. Eso es, venga conmigo, despacio, despacio. —Guió a Calle hacia atrás, dando pasitos hacia el ascensor. Cuando vio que los tres detectives se movían hacia delante, siguiendo sus pasos, se detuvo—. Eh, atrás.

Garzón y los Roach pararon, pero no retrocedieron.

—No me da miedo usar esto —les advirtió Paxton.

—Nadie ha dicho que se lo dé —dijo ella con voz tranquila pero autoritaria—, aunque no quiere hacerlo.

Paxton separó ligeramente el arma para sujetarla mejor, y Calle se deslizó hacia atrás sólo para conseguir que le dieran un nuevo empujón.

—No sea estúpida. —Noah volvió a apretar fuertemente el cañón contra el hueso blando situado tras la oreja de la periodista—. Sólo hace falta uno. ¿Tiene idea de lo que esto puede hacerle?

Calle asintió tanto como se atrevió.

—Huevos revueltos.

—¿Qué?

—Como un martillo golpeando un plato de… no importa, prefiero no hablar de ello.

Paxton tiró de nuevo de su camiseta y continuaron retrocediendo hacia el ascensor. Y de nuevo los detectives avanzaron con ellos. A medida que se aproximaban al ascensor, Poché miró el panel situado sobre la puerta. Indicaba que el ascensor estaba esperando allí, en el sexto.

Garzón habló con una voz apenas perceptible:

—Mario, haz que pierdan el ascensor.

Detrás de ella, Mario conectó su micro y dijo en voz baja:

—Vestíbulo, llamad inmediatamente al ascensor que está en el sexto.

Paxton oyó cómo el ascensor se ponía suavemente en marcha justo detrás de él.

—¿Qué demonios creen que están haciendo? —Se volvió rápidamente sobre el hombro, justo a tiempo para ver cómo el número del seis se oscurecía y se iluminaba el número cinco. No se movió lo suficiente para que Poché tuviera un blanco perfecto, pero ella aprovechó su distracción para acercarse dos pasos más.
Él se volvió y la vio.

—Quieta ahí.

Garzón se detuvo. Había reducido la distancia entre ellos y estaba sólo a tres metros de él. Aún no lo suficientemente cerca, pero sí más cerca. No podía ver la cara de Paxton, sólo su ojo de aspecto salvaje que miraba a hurtadillas por el hueco que había entre el cañón de la pistola y la cabeza de Daniela. Su voz era cada vez más colérica.

—Me han acorralado.

—No se va a ir. Ya se lo dije —afirmó ella, intentando mantener la calma de su voz para contrarrestar su furia.

—Voy a disparar.

—Es el momento de bajar la pistola, Noah.

—Su sangre la salpicará.

Calle la miró a los ojos y articuló para que le leyera los labios: «Dispara».
«A él».
No tenía ángulo de tiro y se lo hizo ver con un mínimo movimiento de cabeza.

—Usted lo ha jodido todo, detective, ¿sabe? Ojalá Pochenko hubiera acabado con usted.

Poché abrió los ojos de par en par y se le puso un nudo en la garganta.

—¿Fue usted? —preguntó Calle.

—Déjalo, Daniela —la interrumpió Poché, luchando para dejarlo pasar ella también. Detrás de ella oyó jurar a Ruiz y a Sebas.

—¿Usted envió a ese animal a su apartamento? —A la periodista se le hincharon las aletas de la nariz—. ¿Lo envió a su casa? —Su pecho se expandía con cada respiración como si su indignación fuera acalorándola—. Hijo de… puta. —Se dio la vuelta y separó su cuerpo de la pistola mientras se lanzaba.

Un fuerte disparo resonó en el vestíbulo mientras Calle caía al suelo cuan largo era.

Paxton se vino abajo sobre una rodilla a su lado, gimiendo, con la sangre que le brotaba de un hombro cayendo sobre la periodista. El arma estaba a su lado, sobre la alfombra, y Noah intentó cogerla.

Poché arremetió contra él y le hizo un placaje. Puso violentamente a Paxton
boca arriba y lo inmovilizó poniéndole las rodillas sobre el pecho. Él tenía la pistola en la mano, pero no tuvo tiempo para apuntarle. La detective colocó su Sig Sauer a unos centímetros de su cara. Los ojos de él revolotearon hacia la mano de la pistola, calculando.

—Adelante —lo animó la detective Garzón—. De todos modos, necesito una blusa nueva.










Solo quedan 2 capitulos 😢

Ola De Calor (Caché)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora